Autor: Jeremías, un profeta del Antiguo Testamento, es tradicionalmente considerado como el autor del libro.
Fecha y Contexto: Jeremías profetizó principalmente en el reino de Judá durante un período tumultuoso que culminó en la destrucción de Jerusalén y el exilio babilónico. El libro abarca un período de alrededor de 40 años, desde aproximadamente 627 a.C. hasta después de la caída de Jerusalén en 586 a.C.
1. Llamamiento y Ministerio de Jeremías (capítulos 1-10):
2. Profecías y Advertencias (capítulos 11-29):
3. Juicio y Esperanza (capítulos 30-45):
4. Juicio sobre las Naciones y Condena de Judá (capítulos 46-51):
5. Episodios Biográficos y Final (capítulos 52):
En resumen, el libro de Jeremías es un relato profundo y conmovedor del juicio de Dios contra la rebelión de su pueblo y su promesa de restauración y redención. Es un llamado a la obediencia y la fidelidad a la palabra de Dios, incluso en medio de la adversidad y el juicio.
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Realizado por: Ay. Noe Martinez Categoría: Estudio Sistemático, Historia, Reflexión Fecha: Sábado 16-09-2023
El capítulo 3 del libro de Jeremías es un poderoso testimonio de la relación entre Dios y Su pueblo, narrado a través de la metáfora de una relación matrimonial. En medio de la infidelidad y el pecado del pueblo, el profeta Jeremías expone la continua paciencia y el inquebrantable amor de Dios. Este capítulo revela cómo la misericordia divina prevalece incluso en tiempos de rebelión y cómo el deseo de Dios de la reconciliación trasciende las acciones humanas. Mediante esta analogía, se despliega una historia de arrepentimiento, perdón y renovación, que sigue resonando en las vidas de las personas y en la comprensión de la relación entre el Creador y la creación.
Jeremías nació en el seno de una familia sacerdotal de Anatot, pequeño lugar cercano a Jerusalén, el niño que más tarde sería conocido como el profeta Jeremías (Jer.1.1). Siendo todavía muy joven (Jer.1.6), el Señor lo llamó a su servicio; corría por entonces el año 626 aprox., decimotercero del reinado de Josías (Jer.1.2), poco más de un siglo después de la época en que había vivido y ejercido su ministerio el profeta Isaías. (Isa.1.1). Él fue llamado como profeta para advertir a Israel de las severas consecuencias de romper su pacto con Dios a través de su idolatría e injusticia, él incluso predijo que el imperio de babilonia vendría como el siervo de Dios.
Para traer este juicio sobre Israel destruyendo a Jerusalén llevando al pueblo al exilio y tristemente sus palabras se hicieron realidad. Jeremías fue testigo personal del exilio, asedio y la destrucción de Jerusalén. Después de que Jeremías tenía 20 años predicando en Jerusalén Dios lo llamó a reunir todos sus sermones, poemas y ensayos y a escribirlos, lo cual Jeremías hizo empleando a un escriba llamado Baruch quien escribió y compiló todo este material en un rollo, Baruch también reunió muchas historias acerca de Jeremías y luego unió todas las piezas (Jer.36:1-8). Así que esta es la razón por la que el libro se lee como una antología (colección de colecciones) todo ha sido ordenado para presentar a este profeta como un mensajero de la justicia y de la gracia de Dios
A Jeremías se le da una doble vocación él será profeta a Jerusalén, pero también a las naciones y sus palabras arrancarán y derribarán, pero también edificarán y plantarán (Jer.1:10), en otras palabras, el acusará a Jerusalén y le advertirá acerca del juicio venidero de Dios, pero también tiene un mensaje de esperanza para el futuro. Los capítulos del 1-24 es una colección de los escritos de Jeremías antes del exilio y la idea central aquí es que Israel ha quebrantado el pacto con Dios y violado todos los términos del acuerdo que hicieron el cual está escrito en la Torá y de muchas maneras ellos adoptaron la adoración a toda clase de dioses cananeos, edificando santuarios a ídolos por toda la Tierra.
Jeremías desarrolló la metáfora de la idolatría como adulterio y utiliza el lenguaje de la prostitución, promiscuidad e infidelidad para describir cómo Israel le ha dado su lealtad a otros dioses. Jeremías también acusa repetidamente a los líderes de Judá, los sacerdotes, los reyes, los otros profetas todos se han corrompido han abandonado la Ley y el pacto, lo cual ha producido un resultado trágico, la creciente injusticia social, el pueblo estaba aprovechándose de las personas más vulnerables de las comunidades israelitas: las viudas, los huérfanos, los inmigrantes en clara violación a las leyes de la Torá y esto parecía no importarles a los líderes de Israel.(Jer.7:1-7)
Jeremías hace el anuncio que el Dios de Israel viene a juicio, él destruirá su propio templo y castigará a Jerusalén enviando a un enemigo del norte este, es un ejército que Dios permitirá que conquiste a Jerusalén (imperio de babilonia). En el capítulo 25 el pueblo no ha regresado a Dios, así que, en el primer año del nuevo rey de babilonia, Nabucodonosor Dios le dice a Jeremías que anuncie que los ejércitos babilonios están en camino a Jerusalén y a todos sus vecinos para conquistarlos y llevarlos al exilio durante 70 años, él comparaba a babilonia con una copa de vino llenas hasta el borde con la justa ira de Dios por toda la injusticia y la idolatría de Israel, Dios hará que Israel y las naciones beban de esta copa. (Jer.25:1-11)
En los capítulos del 26-45 se centrará en el ataque venidero de babilonia, primero sobre Israel y luego sobre las otras naciones del capítulo 46-51. La sección acerca de Israel (capítulos del 26-29) contiene historias de cómo Jeremías rogaba a Israel a arrepentirse, cómo les advertía hasta el último minuto, pero los líderes de Israel continúan rechazándolo, la sección (capítulos 34-45) concluye con historias acerca de cómo Jerusalén estaba siendo asediada y eventualmente destruida por Babilonia y acerca de cómo Jeremías fue perseguido durante todo este tiempo y eventualmente secuestrado y llevado contra su voluntad a Egipto por un grupo de rebeldes israelitas.
En los capítulos 30 al 33 tenemos una colección de los mensajes de Jeremías para el futuro de Israel, el retoma la predicción de Moisés que después de que Israel hubiera quebrantado el pacto y llevado al exilio Dios no abandonaría a su pueblo más bien él renovaría su pacto con ellos y transformaría sus corazones.(Deut.30)
Jeremías desarrolla esta promesa y dice que Dios un día escribiría las leyes de la torá no en piedra sino en los corazones de su pueblo, él sanará su rebelión para que ellos puedan un día verdaderamente amarlo y seguirlo completamente, así que un día Israel regresará de vuelta a la Tierra y el Mesías del linaje de David vendrá y en ese momento todas las naciones reconocerán al Dios de Israel como el Dios verdadero, a pesar de la apostasía de Israel, Dios no permitirá que el pecado de Israel tenga la última palabra, más bien su propia fidelidad traerá el cumplimiento de sus promesas a pesar de todo.
Los capítulos 46 al 49 encontramos una gran colección de relatos acerca de cómo Dios usará a babilonia para juzgar a las naciones alrededor de Israel, Egipto, Filistea, Moab, Edom, Amón, Damasco, Jazor, pero luego sorprendentemente los relatos más largos (capítulos 50 y 51) se reservan para el final y son acerca del juicio venidero de Dios sobre babilonia misma así que aunque Dios utilizó a esta nación para ejecutar su justicia, Dios no aprueba su violencia e idolatría así que babilonia también estará bajo el estándar de la justicia de Dios, de manera que Jeremías denuncia también el orgullo y la injusticia de esta nación.
Ahora en estos relatos babilonia es enorme y nos recuerda la imagen de babilonia atrás en el capítulo 11 de génesis, babilonia se ha convertido en el arquetipo de las naciones rebeldes, en su glorificación de la prosperidad y la guerra, Dios entregará a esta nación a su propia destrucción.
Finalmente, el capítulo 52 nos cuenta el último ataque de babilonia sobre Jerusalén, sobre cómo destruyeron los muros de la ciudad, quemaron el templo y llevaron al pueblo al exilio. La historia muestra cómo se cumplieron las advertencias de juicio de Jeremías de los capítulos iniciales.
El capítulo termina con una breve historia acerca del rey de Judá cautivo: Joaquín el heredero del linaje de David y el rey de babilonia lo libera de la prisión y le muestra su favor y le invita a comer en la mesa real por el resto de su vida y así es como termina el libro, así que es un pequeño destello de esperanza y nos recuerda las promesas de esperanza de Jeremías en los capítulos 30 al 33, Dios no ha abandonado a su pueblo o la promesa de un rey venidero procedente del linaje de David, así que aunque este libro contiene una gran cantidad de advertencia y juicio, las últimas palabras concluyen con una nota de esperanza para el futuro y de eso trata el libro de Jeremías.
En estos versículos, Dios compara a Israel (la hermana mayor) con una esposa infiel. A pesar de haber sido bendecida por Dios, Israel se ha alejado y se ha entregado a la idolatría. Dios llama a Israel a reconocer su pecado y a regresar a Él. A pesar de su infidelidad, Dios sigue amando a Israel y desea una reconciliación.
El texto menciona la infidelidad de Judá (representado por su hermana menor). A pesar de ver las consecuencias del castigo que cayó sobre Israel, Judá no se arrepiente y sigue practicando la idolatría. El profeta enfatiza la ironía de que Israel, a pesar de su pecado, mostró más arrepentimiento que Judá.
El versículo 1, nos hace recordar la ley que dice que una mujer a la que su primer marido le dio carta de divorcio por haber encontrado algo indigno en ella, nunca se podrá unir de nuevo a su primer esposo. Judá «se divorció» de Dios y «se casó» con otros dioses. Dios tenía todo el derecho de repudiar a su pueblo desobediente, pero en su misericordia estaba dispuesto a volverlos a recibir. (Deut.24:1-4)
Luego el versículo 6, inicia con una pregunta:¿Has visto lo que ha hecho la rebelde Israel?: Una referencia al reino del norte, Israel (Samaria, destruida por Asiria en el 722 a.C.)
El reino del norte, Israel, cayó ante Asiria y su pueblo lo llevaron en cautiverio. (2 Rey.17:1-23) La lección trágica de su caída debió haber provocado que el reino del sur, Judá, regresara a Dios, pero no prestó atención. Jeremías exhortó a Judá a que volviera a Dios para evitar un desastre seguro. Su mensaje llegó entre 627 y 621 a.C. durante el reinado de Josías. A pesar de que este rey obedeció los mandamientos de Dios, su ejemplo aparentemente no llegó al corazón del pueblo. (2 Rey.23:4-19)
Continua el versículo 11 comparando los dos reinos con dos hermanas, dice Judá tenía ante sí el ejemplo de Israel, su «hermana mayor», pero ello no la detuvo de seguir el mismo camino.
Israel ni siquiera trataba de aparentar obediencia a Dios, sin embargo, Judá mantuvo su apariencia de fe verdadera sin un corazón sincero. El falso arrepentimiento de Judá trajo palabras condenatorias de Jeremías. Vivir sin fe es caso perdido y expresar dolor sin cambiar resulta traicionero y desleal. No basta con sentirse mal por el pecado. El arrepentimiento demanda un cambio de actitud y corazón que resulta en un cambio de conducta. (2 Cron.7:14, Prov.28:13)
Fidelidad: Firmeza y constancia en los afectos, ideas y obligaciones, y en el cumplimiento de los compromisos establecidos.
Sinónimos: lealtad, fe, constancia.
La fidelidad es la virtud para dar cumplimiento a una promesa. Cuando dos personas se casan se prometen fidelidad. Se trata de un acuerdo que implica una serie de responsabilidades y que no debería ser violado por ninguna de las partes. Prometer es un compromiso ya que se decide qué es lo que se va a hacer en un futuro incierto.
La persona fiel es aquella que cumple con sus promesas y mantiene su lealtad aún con el paso del tiempo y las distintas circunstancias. La fidelidad supone seguir un proyecto de vida que fue establecido a partir del acto de la promesa.
Ser fiel es ser confiable, firme e incondicional, y la Biblia habla de esta clase de fidelidad de dos maneras:
Constantemente aprendemos que cuando Dios dice que hará algo, lo hace (incluso cuando parece imposible), cuando dice que algo va a ocurrir, ocurre. Esto es verdad para el pasado, el presente y el futuro, si no fuera así, si Dios fuera infiel al menos una vez, no podríamos confiar en ninguna de sus promesas. (1 Rey.8:55-57) Dios es eternamente confiable, firme e inquebrantable, porque la fidelidad es una parte fundamental de lo que Él es (Deut.7:7-9, Sal.89:8). En Su fidelidad, Dios nos protege del mal (2 Tes.3:1-3), pone límites a nuestras tentaciones (1 Cor.10:13), por eso espera lo mismo a cambio.
Algunos ejemplos de la fidelidad de Dios en mantener sus pactos con otros pueden encontrarse en los siguientes versículos:
La fidelidad es un aspecto clave de la vida del hombre. Se trata de ser leal a Dios y seguir su plan, incluso cuando es difícil. A lo largo de la Biblia, hay muchos ejemplos de personas fieles que sirven como inspiración para la vida de hoy. Desde la obediencia inquebrantable de Abraham hasta el corazón arrepentido de David, las historias de estas personas fieles nos enseñan lecciones valiosas sobre lo que significa estar dedicados a Dios por lo que la fidelidad está asociada directamente con el temor a Dios. Cuando una persona camina consistentemente con Dios, en servicio humilde a Él, él o ella puede ser llamado “fiel”.
Algunos ejemplos de la fidelidad de los hombres con Dios se pueden encontrarse en los siguientes versículos:
Estos versículos expresan el llamado de Dios a Israel y Judá al arrepentimiento. Dios invita a Su pueblo a regresar a Él y a reconocer su infidelidad. A pesar del pecado, Dios muestra su disposición a perdonar si hay un corazón genuino de arrepentimiento. Hay una imagen poderosa de Dios como un esposo que anhela que su esposa (Israel) regrese a Él. Se menciona la relación con Dios en términos de un nuevo pacto en contraposición al antiguo pacto que el pueblo rompió. (2 Cron.30:7-9, Joel 2:12-13)
En estos versículos, hay un reconocimiento del pecado y la vergüenza que Israel siente por su desobediencia. El pueblo lamenta haber seguido a dioses falsos y se acerca a Dios con un corazón contrito. Hay un reconocimiento de que la salvación no viene de las naciones ni de los ídolos, sino solo de Dios.
El capítulo 3 de Jeremías culmina en un llamado final al arrepentimiento y la promesa de perdón y restauración. A pesar de la infidelidad y la traición de Israel, Dios sigue siendo el Dios compasivo y paciente que anhela la reconciliación con su pueblo En esta conclusión, el profeta nos presenta la poderosa imagen de un Dios que no se rinde ante la inconstancia humana, sino que persiste en buscar y perdonar a aquellos que vuelven a Él. (Luc.5:30-32)
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Realizado por: Ay. Noe Martinez Categoría: Estudio Sistemático, Historia, Reflexión Fecha: Sábado 28-10-2023
Jeremías 9 es un lamento profundo por la decadencia moral y espiritual de la sociedad de Israel. A través de esta profunda reflexión, Jeremías revela las consecuencias devastadoras de la mentira, la calumnia, la jactancia y la falta de conocimiento de Dios. Este capítulo nos lleva a considerar la importancia de la verdad, la sinceridad y la búsqueda de Dios en nuestras propias vidas. A medida que exploramos su contenido, encontramos un llamado a la reflexión y una advertencia sobre las consecuencias de la falta de integridad en nuestras acciones y palabras.
En estos versículos, Jeremías expresa su profundo pesar por la descomposición y la infidelidad en la sociedad. La falta de verdad y la mentira son retratadas como una plaga venenosa que afecta a todos. Se destaca que la falta de conocimiento de Dios es la raíz de esta corrupción. Jeremías llama a la reflexión sobre la necesidad de la sinceridad y la integridad en nuestras relaciones.
Prevaricador: Que pervierte e incita a alguien a faltar a las obligaciones laborales o religiosas.
Prevaricación: se refiere a la falta de cumplimiento de la ley, lo que implica una falta de ética y moral por parte de la persona. Según la Biblia, la prevaricación se considera una negación de la verdad, hacer omisión o desviarse de la palabra de Dios, lo que la hace un pecado grave.
La Biblia habla sobre la prevaricación en varios de sus libros tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento, por ejemplo, el profeta Ezequiel habla de los sacerdotes y los líderes que prevaricaron contra Dios, y en el libro de Jeremías, se condena la prevaricación de los profetas y los sacerdotes que mintieron al pueblo acerca de la relación de Dios con ellos. (Sof.3:1-7)
Para reconocer la prevaricación, es necesario prestar atención a las acciones de una persona y compararlas con los valores y principios de la Biblia. Si una persona desvía la interpretación de la Biblia a su propio beneficio, o utiliza la religión para lograr sus intereses personales o políticos, entonces se puede decir que ha prevaricado.
Cuando una persona miente, engaña o falta a su palabra, especialmente cuando se trata de asuntos relacionados con la religión o la fe en Dios. Si alguien se aprovecha de su posición de autoridad y responsabilidad para obtener ganancias personales o para manipular a otros.
La mentira es la negación de la verdad; la mentira nace del Diablo, que es su padre. La Biblia deja claro que la mentira es un pecado y que desagrada a Dios.(Juan 8:42-45, Prov.6:16-19, Apoc.21:6-8)
A menudo se dice que las “mentiras blancas” son compasivas. Y muchos pecados se justifican aludiendo al hecho de que son “necesarios” para alcanzar ciertos fines. En otras palabras: el fin justifica los medios. La mentira, bajo esta perspectiva, puede ser relativamente buena o medianamente mala. Pero los mandamientos de Dios son absolutos. “No mentirás” es una orden, no una sugerencia ni una frase puesta a discusión. (1 Tim.1:9-11)
La Biblia habla en muchas ocasiones del espíritu de mentira, el cual conduce a los hombres, y en ocasiones a algunos falsos profetas, a decir mentiras con diferentes propósitos, pero todos tienen por motivación el egoísmo, pues la persona que miente busca obtener algo.
Ejemplos de personajes que mintieron
Como regla general, mentir es incorrecto. Sin embargo, hay ciertos momentos en los cuales otros valores superan a la virtud de la honestidad. Obviamente, este enfoque abre una caja de Pandora. El juicio subjetivo respecto a cuándo es aceptable e incluso apropiado mentir puede usarse de forma impropia como una excusa para justificar un comportamiento no ético. Mentir para obtener beneficio personal inmerecido se considera fraude. (Hech.5:1-11, Jer.23:9-17, Isa.30:9-13)
Si bien esto definitivamente es un peligro real, la forma de enfrentar este tema no es pretender que mentir siempre sea incorrecto. Más bien, la idea es aprender y enseñar cómo sopesar los dilemas morales a través del prisma de la ética, explorar las fuentes, aplicar con cuidado los valores a cada situación, tomar conciencia de las formas habituales en las que nos engañamos a nosotros mismos.
Aquellos que hablan mentira no tienen el respaldo de Dios, sino que abren la puerta al enemigo, quien siempre está listo para entrar, robar, destruir y matar. En cambio, aquellos que son guiados por el espíritu de verdad viven bajo la protección y el respaldo d Dios, quien es fiel y amante de aquellos que le adoran en espíritu y en verdad.
El mundo de la mentira es un mundo de esclavitud, mientras que la verdad nos hace libres. Los mandamientos de Dios son para nuestra protección, y el violarlos nos trae multitud de sufrimientos. La mentira destruye, la verdad edifica.
Una persona que miente vive angustiada constantemente, no tiene un buen descanso; pero aquel que dice verdad tiene paz en su corazón y duerme confiado. (Efesios 4:22-25)
Plañidera: Mujer a la que se paga una cantidad de dinero para que asista a un entierro y cante o llore en él.
Endechar: es un verbo transitivo cuya definición es “cantar endechas. Cantar canción melancólica, triste y de lamento, en donde el autor generalmente se lamenta del fallecimiento de alguien, o por calamidades o desgracias ocurridas, especialmente en loor de los difuntos; honrar su memoria en los funerales. (Ezeq.8:9-14)
Antiguamente todo lo relacionado con la muerte y el funeral se efectuaba de un modo ruidoso y ostentoso. El difunto era llorado no solo por los familiares, sino también por los amigos y extraños, hasta el punto de contratarse personas, principalmente mujeres, para hacer lamentación, en señal de duelo y dolor.
Las endechas de las plañideras cubrían un repertorio de temas que versaban sobre la bondad del difunto y la tristeza de sus parientes. (2Sam.13:28-37, 2Sam. 3:31-34, 2Cron.35:20-25)
Las plañideras acompañaban con sus gritos y lamentos el cortejo fúnebre, se tiraban del cabello, se vestían de saco, se golpeaban el pecho y se sentaban sobre ceniza, llorando aparte hombres y mujeres (Zac. 12:11–14). En tales ocasiones se considera que las lágrimas, sobre todo abundantes son un remedio eficaz contra el dolor ocasionado por la pérdida de un ser querido (Jn. 11:33). Si la familia tenía recursos para hacerlo, como era el caso del principal de la sinagoga mencionado en los Evangelios, también se traían tañedores de flauta para que expresaran el duelo a través de los instrumentos (Mt. 9:23-26)
El profeta anuncia el juicio de Dios como una respuesta a la maldad y la rebelión del pueblo. Este juicio incluye la purificación a través de la prueba y el refinamiento. Dios lamenta la necesidad de llevar a cabo este juicio, pero también enfatiza que es esencial para la restauración y la purificación de Su pueblo.
A pesar del juicio, Jeremías revela la promesa de Dios de reunir y purificar a Su pueblo. Se habla de un nuevo corazón y un nuevo camino para el pueblo de Dios. La unidad y la ausencia de temor serán características de esta renovación.
Vanidad que muestra una persona que presume y alardea de sí misma y de sus propias cualidades. (1 Sam.2:3)
Jactarse es glorificarse uno mismo, hablar con soberbia y presunción, y hablar sobre todo de las propias obras.
Puede manifestarse de muchas maneras, como hablar constantemente de uno mismo, exagerar los logros personales o menospreciar a los demás
Sinónimos: Altivez, arrogancia, soberbia, presuntuoso
La jactancia es una actitud que Dios detesta ya que aquellos que la practican muestran una actitud de no humildad, piensan que por su propio esfuerzo y medios han logrado todo lo que tienen en su vida y por ello piensan que no necesitan a Dios en sus vidas. (Sant.4:13-17)
La biblia nos dice que aquellos que son arrogantes y tienen un corazón soberbio, son una abominación para Él (Prov.16:5, Isa.13:11)
En la Biblia se nos deja muy claro que todos los jactanciosos están destinados ir a la ruina, y quizás el mejor ejemplo de ello es Nabucodonosor. A través del sueño que Daniel le revelo, Dios le había dado a conocer que su jactancia y crueldad no era aceptable y que si persistía en ello iba a ser humillado, sin embargo, Nabucodonosor continuo en su actitud arrogante creyendo que su fuerza y poder le había dado todo lo que tenía, hasta que Dios le mostro lo contrario. (Daniel 4:29-37)
Ejemplo de personajes arrogantes en la biblia:
Este capítulo nos insta a reflexionar sobre la importancia de la verdad, la integridad y la búsqueda de Dios en nuestras vidas. Nos recuerda las devastadoras consecuencias de la falta de sinceridad y la corrupción en la sociedad. Esta reflexión nos llama a considerar nuestras propias acciones y palabras, y nos invita a buscar la sinceridad y la integridad en todas nuestras interacciones.
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Realizado por: Ay. Noe Martinez Categoría: Estudio Sistemático, Historia, Reflexión Fecha: Sábado 09-12-2023
Jeremías 15 ofrece una visión fuerte de la relación entre el profeta y Dios, destacando las complejidades emocionales y espirituales que enfrenta Jeremías en medio de su llamado. Este capítulo revela la tensión entre el deseo de Dios de mostrar misericordia y la realidad del juicio inminente debido a la persistente desobediencia del pueblo. La experiencia personal de Jeremías se convierte en un microcosmos de la relación entre Dios e Israel, explorando temas de arrepentimiento, intercesión y la autoridad divina.
El capítulo 15 de Jeremías se sitúa en el contexto histórico del siglo VII a.C., durante un período tumultuoso en la historia de Israel. Jeremías, el profeta, fue llamado por Dios para advertir a Judá sobre su apostasía y predecir la inminente destrucción de Jerusalén y el exilio a Babilonia. Este período fue marcado por la decadencia espiritual, la idolatría y la injusticia social, a pesar de los esfuerzos de algunos reyes, como Josías, por reformar la nación.
Fue el 16vo. Rey de Judá que reinó 31 años, aproximadamente desde el año 640 a.C. hasta su muerte en el 609 a.C. Su historia se encuentra principalmente en los libros de 2 Reyes y 2 Crónicas. Josías es recordado y destacado en la Biblia por varias razones: (2 Rey. 22:1-2, 2 Cro. 34:1-2)
A pesar de sus esfuerzos justos, la historia de Josías también incluye su muerte en la batalla de Meguido cuando se enfrentó al faraón Necao de Egipto. Aunque Josías murió en circunstancias trágicas, su memoria se mantiene como un ejemplo de liderazgo justo y reforma religiosa en la historia de Israel. La Biblia destaca su impacto positivo en la espiritualidad de la nación durante su reinado. (2 Rey. 23:28-30, 2 Cro. 35:20-27)
La narrativa histórica incluye la creciente amenaza babilónica, que finalmente llevaría a la caída de Jerusalén en el año 586 a.C. El pueblo de Judá enfrentó el juicio divino debido a su persistente desobediencia y rechazo de Dios. Jeremías, en medio de este contexto, experimentó la hostilidad de su propio pueblo y enfrentó la soledad en su papel profético.
Dios comunica Su descontento con el pueblo de Israel, declarando que incluso si figuras como Moisés y Samuel intercedieran, el juicio aún vendría. Jeremías expresa su dolor y sufrimiento, sintiéndose abandonado y desesperado en su misión profética. A pesar de la intercesión de Jeremías, Dios anuncia un juicio severo sobre el pueblo.
Estos fueron dos grandes intercesores que en el pasado habían suplicado a Dios en favor de los hijos de Israel. A continuación, se presentan algunos ejemplos del favor recibido por parte de Dios dado a sus suplicas:
Cuando Moisés y Samuel intercedieron ante Dios por el bien de la nación, Dios respondió favorablemente. Sin embargo, ni aun dichos hombres de Dios podrían alterar los propósitos de Jehová para el pueblo de Judá. El pueblo había llegado demasiado lejos y el juicio tenía que venir sobre ellos. Habían cruzado el límite, donde no había en absoluto posibilidad de recibir un indulto o un aplazamiento de la sentencia. No había forma de escapar al cautiverio, por cuanto el pueblo había rechazado a Dios y seguía descarriándose, eran inevitables la destrucción de Jerusalén y el exilio en Babilonia. (Jer.7:21-34)
Manasés fue el 14vo. rey que gobernó en el Reino de Judá aproximadamente del año 697 al 642 aC. Manasés es recordado en la Biblia por varios aspectos, siendo uno de los reyes más destacados, aunque no por motivos positivos. Aquí hay algunas razones por las que Manasés es recordado:
En resumen, Manasés es recordado en la Biblia como un rey que llevó a Judá a la apostasía y la idolatría, provocando el juicio divino. Su historia también destaca la posibilidad del arrepentimiento y la misericordia de Dios, aunque sus acciones tuvieron consecuencias significativas para el pueblo de Judá.
Podemos aplicar esta enseñanza a nuestras vidas al recordar que nuestras acciones llevan consigo consecuencias. Debemos también tener en cuenta que nuestras decisiones pueden influir en la vida de las personas que nos rodean, que las personas están observando nuestras acciones y estas pueden ser escritas en nuestros corazones.
En un mundo donde a menudo se culpa a alguien más por lo que nos sucede, debemos recordar que somos responsables de nuestras decisiones y debemos actuar con humildad y justicia.
Dios responde a Jeremías, ofreciéndole esperanza y renovando Su comisión. Aunque Jeremías ha pasado por momentos difíciles, Dios lo insta a arrepentirse y regresar a su papel profético. Jeremías es comisionado nuevamente como portavoz divino, pero esta vez con condiciones claras de arrepentimiento y fidelidad.
Jeremías, en un tono de lamento, expone su relación íntima con Dios. Aunque enfrenta oposición y desprecio, encuentra consuelo en la palabra de Dios. Sin embargo, la realidad de su sufrimiento y la persecución le llevan a expresar su desesperación y deseo de liberación.
Jeremías, el profeta, experimentó una vida llena de sufrimientos y desafíos. A continuación, se destacan algunas de las formas en que Jeremías sufrió:
Jeremías fue objeto de oposición y persecución por parte de aquellos a quienes dirigía sus mensajes proféticos. Su mensaje de juicio y llamado al arrepentimiento no fue bien recibido por muchos, y enfrentó la hostilidad de líderes religiosos y del pueblo en general. (Jere.11:21-23, Jer.20:1-6)
Jeremías experimentó la soledad y el desprecio. Sus mensajes impopulares lo aislaron, y a menudo se sintió solo en su llamado profético. (Jer. 15:17)
Jeremías fue encarcelado y colocado en prisión en varias ocasiones debido a sus mensajes proféticos que iban en contra de la corriente. (Jer. 37:15-16)
Jeremías experimentó una profunda aflicción personal y expresó su sufrimiento en numerosos lamentos, algunos de los cuales se registran en el libro de Lamentaciones.(Lam. 3:1-20)
A pesar de estos sufrimientos, Jeremías continuó siendo fiel a su llamado profético y transmitiendo el mensaje que Dios le había encomendado, sirviendo como un ejemplo de fidelidad y resistencia en medio de la adversidad.
Dios responde a Jeremías, ofreciéndole esperanza y renovando Su comisión. Aunque Jeremías ha pasado por momentos difíciles, Dios lo insta a arrepentirse y regresar a su papel profético. Jeremías es comisionado nuevamente como portavoz divino, pero esta vez con condiciones claras de arrepentimiento y fidelidad.
Este capítulo concluye con un rayo de esperanza en medio de la oscuridad. A través de la interacción entre Dios y Jeremías, se revela la complejidad de la relación profunda entre el ser humano y lo divino. Aunque el juicio es inminente debido a la apostasía persistente, la misericordia de Dios y la posibilidad de arrepentimiento aún persisten. La experiencia personal de Jeremías refleja el drama de la relación entre Dios e Israel, subrayando la importancia del arrepentimiento y la fidelidad a Dios incluso en tiempos de juicio
Realizado por: Ay. Noe Martinez Categoría: Estudio Sistemático, Historia, Reflexión Fecha: Sábado 16-12-2023
El capítulo 16 del libro de Jeremías ofrece una visión profética impactante sobre el juicio inminente y la futura restauración del pueblo de Israel. A través de la figura del profeta Jeremías, este capítulo presenta un llamado urgente a la reflexión, el arrepentimiento y la confianza en la misericordia redentora de Dios. La narrativa se desenvuelve en medio de un contexto de desobediencia persistente, castigo divino y, sin embargo, una promesa de renovación y reconciliación.
El capítulo 16 de Jeremías se sitúa en un momento crucial de la historia de Israel. Jeremías fue llamado por Dios durante el reinado de Josías, Joacaz, Joacim, Joaquín y Sedecías, reyes que experimentaron épocas de rebelión y decadencia espiritual. El libro de Jeremías es esencialmente un llamado al arrepentimiento y una advertencia sobre el inminente juicio divino debido a la desobediencia del pueblo.
En el capítulo 16, se enfatiza la severidad del juicio que se avecina. Dios prohíbe a Jeremías casarse o tener hijos, simbolizando la desolación que vendrá sobre la tierra. Se describen las consecuencias de la rebelión persistente del pueblo, incluyendo la pérdida de la tierra prometida y el destierro.
La orden dada a Jeremías de no contraer matrimonio suponía un sacrificio muy grande para el profeta. Este acto del profeta sería un anuncio permanente de la suerte que esperaba a los padres, que se verían privados de sus hijos por efecto de la guerra devastadora. La mortandad será tal, que no habrá ni quien los entierre, quedando los cadáveres abandonados como estiércol sobre la haz de la tierra y pasto para las aves.
El matrimonio con una numerosa prole era signo de bendición divina, mientras que entre el pueblo de Israel la esterilidad o morir sin dejar simiente era considerada como una afrenta, maldición o vergüenza. (Gen.30:22-24, Sal.127:3-5), y así ser extinguido el linaje de una familia, pues por lo regular el linaje de una familia era extinguido por Dios, cuando había una mancha y muy grande, es decir, cuando había gran pecado en esa familia. (1 Rey.14:7-16,9:2 Rey.9:1-10)
La prohibición de Jeremías de tener familia, que se encuentra en Jeremías 16:1-4, tiene un significado simbólico y profético. Este mandato divino fue dado como una representación visual del juicio severo que se avecinaba sobre el pueblo de Israel además la difícil situación que se avecina para el pueblo de Israel. Vamos a explorar más a fondo el significado de esta prohibición:
La prohibición de Jeremías de casarse y tener hijos simboliza el juicio divino que se cierne sobre la nación. La vida familiar normal era una bendición en la cultura judía, y al privar a Jeremías de esta bendición, Dios estaba comunicando la seriedad y la gravedad del juicio que vendría. (Sal.128)
Jeremías fue llamado a ser un profeta en un momento crítico de la historia de Israel. Su dedicación total a la tarea profética requería que no tuviera distracciones familiares. Este enfoque exclusivo resaltaba la urgencia del mensaje que Jeremías debía proclamar y la necesidad de que él estuviera completamente comprometido con su misión. (Luc.21:34-36, Col.3:1-4)
La prohibición de tener familia también podría haber sido una representación de la desolación futura que vendría sobre la tierra. La vida familiar y la descendencia eran aspectos fundamentales de la identidad y la continuidad de una familia y una nación. Al negarle a Jeremías la posibilidad de tener familia, se subrayaba la desolación y el sufrimiento que experimentaría la nación. (Jer.4:1, Jer.3:1-8)
La prohibición de Jeremías también enseña sobre la prioridad de la obediencia a Dios sobre los lazos familiares. En situaciones excepcionales, Dios puede requerir que ciertos individuos renuncien temporalmente a aspectos naturales y buenos de la vida, como el matrimonio y la familia, para cumplir con un propósito divino más grande. (1 Cor.7:25-38, Mat.19:10-12)
Jeremías debe abstenerse también, por orden divina, de participar en los duelos. Es decir, no debe tomar parte ni en sus alegrías (el matrimonio), ni en sus penas. Debe abstenerse de manifestar condolencias, ya sea en los festines fúnebres, ya en las otras manifestaciones sociales de duelo. Con ello debía simbolizar la futura mortandad, en la que no quedarían gentes para hacer los ritos fúnebres de rigor. Ha llegado la hora de la justicia después de haber abusado del tiempo de la misericordia.
En el versículo 6 especifica los ritos fúnebres de que debe abstenerse. Entre ellos estaban los de hacerse incisiones y rasurarse la cabeza. El primer rito estaba prohibido entre los israelitas. Los sacerdotes no podían rasurarse la cabeza en signo de luto (Lev.21:1-6), pero parece que era común entre el vulgo (Lev.19:27-28).
No habrá lugar para hacer los honores a los caídos, ni tampoco para consolar a los vivientes por la pérdida de sus deudos. No habrá tiempo guardaban un día de ayuno en señal de luto o endechar al muerto. La tragedia será tal, que nadie se preocupará de estos deberes elementales sociales, sino que cada uno sólo se preocupará de su suerte y vida.
Plañir y endecha (Jer.9:3-6)
Plañir: se utiliza para describir el acto de lamentarse, llorar o expresar dolor de manera intensa.(Amos 5:16)
Endechar: es un verbo transitivo cuya definición es “cantar endechas. Cantar canción melancólica, triste y de lamento, en donde el autor generalmente se lamenta del fallecimiento de alguien, o por calamidades o desgracias ocurridas, especialmente en loor de los difuntos; honrar su memoria en los funerales. (Ezeq.8:9-14)
Antiguamente todo lo relacionado con la muerte y el funeral se efectuaba de un modo ruidoso y ostentoso. El difunto era llorado no solo por los familiares, sino también por los amigos y extraños, hasta el punto de contratarse personas, principalmente mujeres, para hacer lamentación, en señal de duelo y dolor.
Las endechas de las plañideras cubrían un repertorio de temas que versaban sobre la bondad del difunto y la tristeza de sus parientes. (2Sam.13:28-37, 2Sam. 3:31-34, 2Cron.35:20-25)
Tampoco debe Jeremías participar en los festines alegres de sus conciudadanos, para significar con su conducta que cesará toda alegría y regocijo en el país. Los banquetes alegres que se celebraban con ocasión de solemnidades alegres, como bodas y otros acontecimientos felices. El profeta debe renunciar a todas las alegrías honestas sociales y dedicarse a una vida solitaria, austera y triste.
Durante cientos de años antes de la época de Jeremías, el Señor había tratado, por medio de sus profetas, de convencer a los hijos de Israel de que confiaran en Él y le obedecieran, prometiéndoles que los bendeciría con paz y prosperidad. No obstante, ellos optaron por lo más fácil y vano, que era la adoración de ídolos y las religiones falsas.
El Señor continuó dándoles evidencias de Su poder, como cuando Elías desafió a los sacerdotes de Baal en el Monte Carmelo (1 Reyes 18). Pero aún así la gente no siguió por completo al Señor, pues sus caminos parecían muy difíciles; lo que no comprendían es que el Suyo es el único camino de paz y salvación. Lamentablemente, llega un momento en que la única manera en que el Señor puede demostrar a los de Su pueblo que Él es el único Dios verdadero, viviente y todopoderoso es castigándolos. La Biblia presenta varias ocasiones en las que Dios castigó a Judá por su idolatría y desobediencia. Los castigos incluyeron invasiones extranjeras, destrucción del Templo, exilio y sufrimiento general.
A pesar de la severidad del juicio pronosticado, hay un rayo de esperanza en estos versículos. Dios promete que después de este período de castigo, restaurará a su pueblo y los traerá de vuelta a la tierra prometida. Este es un recordatorio del carácter misericordioso y redentor de Dios.
Los últimos versículos del capítulo 16 contienen una confesión de pecados y un reconocimiento de la futilidad de confiar en ídolos. El pueblo de Israel reconoce la gravedad de su pecado y la inutilidad de sus ídolos para salvarlos. Se vuelven a Dios en reconocimiento de su soberanía y poder.(Jer.10:3-5)
Jeremías 16 presenta un relato que oscila entre la advertencia y la esperanza. Aunque el juicio divino es inminente debido a la desobediencia del pueblo, el capítulo también resalta la misericordia de Dios al prometer un futuro de restauración y reconciliación. Esta dualidad refleja la naturaleza redentora de la relación entre Dios e Israel, recordándonos que, incluso en medio del juicio, la gracia divina sigue siendo accesible para aquellos que se vuelven sinceramente hacia Él. El llamado a la reflexión, arrepentimiento y confianza en la soberanía de Dios resuena a lo largo de este pasaje, recordándonos la importancia de mantener una conexión firme con el Creador en todo momento.
Realizado por: Ay. Noe Martinez Categoría: Estudio Sistemático, Historia, Reflexión Fecha: Sábado 20-01-2024
El capítulo 21 del libro de Jeremías nos presenta un momento crítico en la historia de Judá, donde el rey Sedequías busca la orientación divina de Jeremías frente a la amenaza inminente de Nabucodonosor y el ejército babilonio. La elección entre rendición y resistencia, vida y muerte, se presenta como una realidad ineludible. Este capítulo captura la tensión palpable de un rey que enfrenta una decisión crucial mientras Jerusalén se encuentra al borde de la destrucción. A través de este relato, se revela no solo la vulnerabilidad de la ciudad, sino también la respuesta divina que aborda las acciones y decisiones del pueblo.
Sedequías es recordado en la Biblia principalmente por su papel en el último capítulo de la historia del reino de Judá y por las consecuencias devastadoras que resultaron de su desobediencia. Su historia sirve como un recordatorio de la importancia de la obediencia a la palabra de Dios y las consecuencias de la rebelión persistente. Aquí hay algunos aspectos clave sobre Sedequías:
Vigésimo y último rey de Judá antes de la caída de Jerusalén y la destrucción del Templo de Salomón. Su nombre original era Matanías, pero el rey Nabucodonosor se lo cambio por el de Sedequías, cuando lo nombró rey en lugar de Joachín. Tenía veintitrés años cuando comenzó a reinar, durante los once años de su reinado, continuó haciendo lo que era malo a los ojos del Señor. Su reinado se encuentra registrado en el Antiguo Testamento, particularmente en los libros de 2 Reyes, 2 Crónicas y Jeremías. Aunque no es recordado de manera positiva, su historia es significativa en el contexto de la caída de Jerusalén y el exilio babilónico.(Jer. 37:1, Jer. 52:1-2)
En lugar de seguir el consejo del profeta Jeremías, que instaba a la rendición ante Babilonia como la única opción para evitar la destrucción, Sedequías se rebeló contra Nabucodonosor y recurrió a Egipto en busca de ayuda militar, en contra de la palabra de Dios dada por medio de Jeremías y del juramento que el propio rey había hecho en el nombre de Dios. (2Cro. 36:11-14, Jer. 37:1-11) Esta desobediencia a la palabra de Dios llevó a un asedio prolongado de los ejércitos babilonios comandados por Nabucodonosor y a la eventual caída de Jerusalén.
Puede que haya sido al comienzo de este sitio cuando Sedequías envió a Pashur hijo de Malchías y a Sephanías hijo de Maasías, el sacerdote, para que compareciesen ante Jeremías con el fin de que este inquiriese del Señor en cuanto a si Nabucodonosor se retiraría de Jerusalén. La palabra que el Señor dio por medio de Jeremías fue que la ciudad y sus habitantes experimentarían calamidad a manos de los babilonios.(Jer 21:1-10) Parece ser que después de esto Jeremías fue a ver a Sedequías por dirección divina para notificarle que Jerusalén sería destruida y que el rey sería llevado a Babilonia, donde moriría en paz. (Jer 34:1-7)
En el año 586 a.C., Jerusalén fue conquistada por las fuerzas babilonias. El Templo de Salomón fue destruido, y gran parte de la población fue llevada al exilio en Babilonia. Este evento marcó el fin del Reino de Judá como una entidad independiente. (2 Rey.25:8-12, Jer.52:12-27, 2 Cron.36:17-21)
Después de la caída de Jerusalén, Sedequías intentó escapar, pero fue capturado por los babilonios. Fue llevado ante Nabucodonosor en Ribla. Los hijos de Sedequías fueron ejecutados delante de sus ojos. Puesto que entonces Sedequías no tenía más que treinta y dos años, sus hijos no podían haber tenido muchos años. Sedequías fue cegado, atado con grilletes de cobre y llevado a Babilonia, donde murió en la casa de custodia. (2Rey. 25:1-7, Jer. 39:1-7, Jer. 52:5-11)
La desobediencia de Sedequías y la caída de Jerusalén cumplieron las profecías de Jeremías, quien había advertido repetidamente sobre el juicio divino debido a la rebelión y la falta de arrepentimiento del pueblo.
Estos versículos presentan una opción clara: rendirse y vivir o resistir y enfrentar la destrucción. Dios anuncia la llegada de dos caminos, uno que barrerá a los que se resisten y traerá la calamidad y otro que será para bien y vivirán. Esto sirve como una advertencia sobre el inevitable juicio divino y la necesidad de la sumisión para evitar un desastre completo. (Jer. 24)
Estos versículos reflejan la proclamación de Dios a través del profeta Jeremías sobre los juicios que caerían sobre Judá debido a su persistente rebelión e idolatría. La muerte, espada, el hambre y el cautiverio representan las formas en que Dios disciplinaría a Su pueblo como consecuencia de su infidelidad.
1.Muerte (plaga o pestilencia): La peste acompañó frecuentemente las condiciones insalubres durante los asedios y las situaciones de guerra. (Jer. 14:11-12, Jer. 24:8-10)
2.Espada: La invasión babilónica liderada por Nabucodonosor y la conquista de Jerusalén resultaron en la muerte de muchos habitantes por la espada. (2 Reyes 25:1-9).
3. Hambre: Durante el asedio babilónico a Jerusalén, hubo una grave escasez de alimentos, y el hambre afectó a la población (Jer. 52:1-6; Lam. 4:1-10).
4.Cautiverio: La profecía se cumplió con las tres principales deportaciones de judíos a Babilonia:
-[Primera deportación, incluyendo al rey Joacim, Daniel y sus amigos y la élite de Jerusalén (lideres religiosos y hombres sabios).(2 Rey.23:34-37, 2 Rey.24:1-7, 2 Cron.36:5-8, Dan.1:1-7)
-[Segunda deportación se llevó a la mayoría de la población restante de Jerusalén, incluyendo al rey Joachîn y su casa además de líderes militares, políticos y maestros de oficio. (2 Rey.24:8-16, 2 Cron.36:9-10)
-[El Templo de Salomón es destruido. Tercera deportación se llevó a un número desconocido de personas las cuales eran el residuo y el vulgo del pueblo. (2 Rey.25:8-12, Jer.52:12-27, 2 Cron.36:17-21)
Cuatro géneros o formas de humillar: Adicionalmente, habría cuatro formas en que un cadáver podría ser deshonrado después de la muerte. Podría venir a través de la espada, por medio de perros, por medio de aves del cielo o por medio de bestias de la tierra. Que el cadáver de un hombre sea arrastrado por el suelo y luego se convierta en carroña de pájaros y bestias era demasiado horrendo de contemplar y era el peor castigo que el cuerpo de un muerto fuera profanado.
Jeremías se dirige al linaje de David, llamándolos a administrar justicia y liberar a los oprimidos. La falta de rectitud y justicia en la sociedad es señalada como la razón del juicio divino. Se destaca la importancia de la responsabilidad social y moral. (Jer. 34:8-22)
La advertencia se repite, enfatizando que Jerusalén será castigada por sus pecados. La ira de Dios, simbolizada por el fuego, no se extinguirá. Las prácticas idolátricas y la desobediencia han provocado este juicio divino inevitable.
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Realizado por: Ay. Noe Martinez Categoría: Estudio Sistemático, Historia, Reflexión Fecha: Sábado 17-02-2024
El capítulo 25 de Jeremías presenta un mensaje profético crucial que abarca un período extenso y aborda la relación entre Dios y su pueblo, así como el juicio divino sobre las naciones. En este análisis, exploraremos detalladamente los versículos de este capítulo, examinando el castigo mediante Babilonia, las predicciones del cautiverio de Israel durante 70 años y el juicio divino sobre Babilonia y otras naciones. A través de las palabras del profeta Jeremías, se revela un testimonio poderoso sobre la soberanía de Dios y su compromiso con la justicia.
Este capítulo es muy específico al dar las fechas en las cuales fue comunicado este mensaje por lo que se puede establecer que aproximadamente fue en el año 605 aC. Es importante establecer que Jeremías siempre menciono que este no era su mensaje sino uno que había recibido de parte de Dios para cada una de las personas que pertenecían a la nación de Judá.
En este año Nabucodonosor derrotó al faraón Necao, los egipcios fueron sobrepasados en la batalla de Carquemis en la Turquía moderna, cerca de la frontera con Siria. Los ejércitos babilónicos persiguieron a los egipcios que huían hacia el sur. (Jer.46:1-2)
Durante cientos de años antes de la época de Jeremías, el Señor había tratado, por medio de sus profetas, de convencer a los hijos de Israel de que confiaran en Él y le obedecieran, prometiéndoles que los bendeciría con paz y prosperidad. No obstante, ellos optaron por lo más fácil y vano, que era la adoración de ídolos y las religiones falsas. (Jer.16:9-13)
El Señor continuó dándoles evidencias de Su poder, como cuando Elías desafió a los sacerdotes de Baal en el Monte Carmelo (1 Reyes 18). Pero aun así la gente no siguió por completo al Señor, pues sus caminos parecían muy difíciles; lo que no comprendían es que el Suyo es el único camino de paz y salvación. Lamentablemente, llega un momento en que la única manera en que el Señor puede demostrar a los de Su pueblo que Él es el único Dios verdadero, viviente es castigándolos
El mensaje que Jeremías les dio era en realidad muy sencillo y directo que podemos dividir en tres acciones que tenían que llevar a cabo:
Israel no respondió al mensaje con obediencia, al contrario, no se arrepintieron de sus pecados, ni dejaron sus malos caminos y en consecuencia dieron lugar al enojo de Dios al continuar actuando mal y adorando los dioses de madera que hacían con sus manos.
En este llamado de Dios podemos ver su misericordia para con Israel, al darles una promesa de esperanza, de recompensa y de victoria que les va a evitar el castigo divino. El rechazo de este llamado solo reflejo la necedad y la dureza del corazón de esta nación. (Jer.32:26-41)
A pesar de no atender al mensaje del profeta por tan largo tiempo podemos ver la increíble paciencia de Dios ya que no quiere que nadie muera, sino que se arrepientan y regresen al camino de la obediencia, un llamado que sigue haciendo ahora a todo hombre sin excepción. (2 Ped.3:9)
La Biblia presenta varias ocasiones en las que Dios castigó a Judá por su idolatría y desobediencia. Los castigos incluyeron invasiones extranjeras, destrucción del Templo, exilio y sufrimiento general. Aquí hay algunos eventos clave que ilustran el castigo divino:
Luego, los babilonios, bajo el rey Nabucodonosor, invadieron el Reino del Sur (Judá) en varias ocasiones. La primera deportación importante de judíos a Babilonia ocurrió en el 597 a.C. (2 Rey.24:10-16)
Dios les había enviado sus siervos los profetas y no les habían hecho caso; por tanto, Dios va a enviar a su siervo Nabucodonosor rey de Babilonia. Los mensajeros de la ira de Dios serán enviados contra aquellos que no quieren recibir a los mensajeros de su misericordia. Nabucodonosor es un instrumento en la mano de Dios para la corrección del pueblo escogido de Dios, y va a servir realmente a los designios de Dios mientras piensa que sirve a sus propios intereses. (Jer.27:1-12)
Los dos monarcas más poderosos de aquel tiempo son siervos de Dios: Nabucodonosor, instrumento de Su ira, no es menos siervo Suyo que Ciro, instrumento de Su misericordia. (Isa.44:24-28)
Esta desolación será la ruina del prestigio que los Israelitas habían ganado entre sus vecinos, la completa destrucción de este país, así como la de las naciones circundantes. Esta desolación será la ruina del prestigio que los judíos habían ganado entre sus vecinos (Jer.18:11-17) y, con ella, se acabará todo lo que, en la vida cotidiana, era señal de gozo, paz y prosperidad (Jer.7:32-34).
Dios levantaba a Nabucodonosor no solo para conquistar a Judá, sino también contra todas las naciones en derredor «servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años». La fijación de este plazo había de ser muy útil, no sólo para confirmar la profecía, sino también para consolar al pueblo de Dios en su cautiverio y dar ánimos a su fe y a su oración.
Se predice a continuación la ruina de la propia Babilonia como lo había hecho Isaías muchos años antes. Los destruidores serán destruidos. Esto se llevará a cabo cuando sean cumplidos los setenta años. Cuando llegue el tiempo de favorecer a Sion, Dios visitará al rey de Babilonia y le pedirá cuentas de su dictadura; entonces, esa nación será castigada por su maldad, convertida en desiertos para siempre, como ella había hecho con otras naciones. Esta destrucción de Babilonia fue llevada a cabo por los medos y los persas. (Isa.13, Dan.5:17-30, Jer.51:1-14)
Dios dice «Y traeré sobre aquella tierra todas mis palabras». El mismo Jeremías que profetizó la destrucción de otras naciones a manos de los caldeos, profetizó también esta destrucción de los caldeos a manos de otras naciones y añade « Yo les pagaré conforme a sus hechos y conforme a la obra de sus manos».
Juan el teólogo ha recogido estas imágenes en, refiriéndose a la caída de la Babilonia escatológica (Apo.18:21-24).
Jeremías describe el juicio divino que caerá sobre varias naciones, incluyendo a Egipto, Moab, Amón, Tiro y Sidón. Cada nación enfrentará su propia medida de juicio por su maldad. Habla de la ira del Señor como un vino de temor que embriagará a todas las naciones. Él les haría beber de esa copa a todas las naciones del área de Israel y más allá de ella, iban a ser juzgadas por Dios porque se habían alejado mucho de Él. Esto nos revela el hecho de que todas las naciones del mundo son responsables ante Dios.
Idolatría y Soberbia: La razón del juicio divino sobre Moab, que incluye su orgullo y desprecio hacia el Señor. La idolatría y la arrogancia son aspectos destacados como causas de la ira de Dios.(Jer.48:7)
Destrucción y Desolación: La tierra de Moab se convertiría en un lugar desértico y yermo como resultado del juicio divino. (Jer.48:9, 18)
Desplazamiento de la Población: Se profetiza que Moab será llevado al exilio junto con el pueblo de Judá. Los sobrevivientes de Moab serían dispersados y llevados cautivos a otras naciones (Jer.48:46).
Lamentación y Duelo: Jeremías describe la reacción de Moab ante su inminente juicio. Lamentaciones y llantos llenarían la tierra, ya que Moab sería derrotado y su poder sería quebrantado. (Jer.48:31-32)
Disfrutar y complacerse: Dios envía juicio contra Amón debido a la burla que hicieron de su pueblo y del templo.(Ezeq.25:1-5)
Enemistad: Las advertencias y juicios pronunciados contra ellos fueron debido a su hostilidad hacia el pueblo de Israel.(Ezeq.25:6-7)
Orgullo y pecado: La intervención divina contra Sidón es debido a su pecado y su falta de reconocimiento del Señor como Dios. La profecía anuncia juicios en forma de pestilencia, derramamiento de sangre y espada, lo que indica la gravedad del castigo que vendría sobre la ciudad. (Ezeq.28:20-24)
Destrucción y desolación: Ezequiel detalla el juicio de Dios contra la ciudad de Tiro. Se mencionan diversos elementos del castigo, incluyendo el asedio de la ciudad, la destrucción de sus murallas, la caída de sus torres y edificaciones, así como la humillación y desolación de la ciudad. Además, se profetiza que Tiro será “raspada de la faz de la tierra” y que se convertirá en una “piedra lisa de la tendencia de las redes” . (Ezeq.26:1-21)
Confusión y la lucha interna: a pérdida de confianza en sus líderes y la búsqueda en vano de orientación en sus ídolos. La consecuencia del juicio es la entrega de Egipto a líderes opresivos y un rey severo. Esto indica la gravedad del juicio divino sobre la nación. (Isa.19:2-4)
Destrucción y Desolación: Los desastres naturales y escasez de agua, simbolizando la desolación y el colapso de la prosperidad. La destrucción afectará la agricultura y la pesca, lo que representa una crisis económica, incluso las industrias textiles se verán afectadas, lo que acentúa la desolación económica. (Isa.19:5-10)
Sabiduría Humana Insuficiente: El juicio divino tiene como objetivo humillar la soberbia de Egipto y demostrar la insuficiencia de su sabiduría. Crítica a la supuesta sabiduría de los consejeros egipcios y a la pretensión de ser descendientes de antiguos reyes sabios. (Isa.19:11-17).
Venganza y odio hacia Israel: Dios envía juicio contra Filistea debido a que actuaron de manera negativa e izieron venganza contra su pueblo.(Ezeq.25:15-17)
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Realizado por: Ay. Noe Martinez Categoría: Estudio Sistemático, Historia, Reflexión Fecha: Sábado 16-03-2024
El capítulo 29 del libro de Jeremías ofrece una perspectiva única en medio del cautiverio del pueblo de Judá en Babilonia. La carta que Jeremías envía a los exiliados contiene una combinación de mensajes de advertencia, consuelo y esperanza en medio de la adversidad. Aunque pasen por tiempos de juicio y destierro, Dios está con ellos y tiene planes de restauración y esperanza.
La carta de Jeremías a los exiliados en Babilonia es un recordatorio de que, incluso en medio de circunstancias difíciles, podemos confiar en que Dios está trabajando para nuestro bien y que su propósito final es restaurar y bendecir a su pueblo. Jeremías maldijo a los que todavía estaban en Jerusalén y confiaban en las enseñanzas de profetas falsos que les prometían una liberación inmediata de los babilonios. También maldijo a los falsos profetas que enviaban mensajes falsos a los judíos que estaban en Babilonia.
La carta escrita por Jeremías como profeta de Dios iba especialmente dirigida a el pueblo, líderes y a los ancianos del pueblo que había sido llevados cautivos y vivían en Babilonia.
Jechonías fue llevado a Babilonia en el 598 a.C, para entonces Babilonia ya había invadido Judá y Jerusalén dos veces (605 a.C. y 598 a.C.) y había tomado cautivos cada vez. Todavía quedaba una población considerable en Jerusalén y Judá, pero pronto también serían conquistados y llevados al exilio. (2 Rey.24:8-17)
Babilonia sería el único hogar de esta generación. Dios llamó al pueblo a trabajar esa tierra diligentemente. Los israelitas debían salir adelante allí como el pueblo de Dios, aunque estuvieran en un lugar de castigo y corrección para ellos.
Además, el éxito de los israelitas en Babilonia estaba ligado con el éxito de Babilonia. Dios llamó a Su pueblo a que usen sus múltiples habilidades laborales para servir a la comunidad donde habitaban. (Jer 29:7)
Los constructores de casas, jardineros, campesinos y trabajadores de toda clase fueron llamados de forma explícita a trabajar por el bien de toda la sociedad. La provisión de Dios es tan grandiosa que incluso cuando las casas de Su pueblo son destruidas, las familias deportadas, las tierras confiscadas, los derechos vulnerados y la paz destruida, tendrán suficiente para que ellos mismos prosperen y para bendecir a otros.
Jeremías les estaba diciendo que se establecieran en Babilonia, que no pensaran que iban a ser liberados en cualquier momento. Les aconsejó que continuaran haciendo planes para el futuro, que se casaran y formaran familias, porque iban a vivir allí mucho tiempo. Les dio el consejo de procuraran la paz de la ciudad en la que estaban viviendo ya que era importante. Debían orar por ella. No deberían rebelarse ni instigar revueltas. Debían establecerse y ser ciudadanos cumplidores de la ley.
Después de instruir que edificaran casas, que plantaran huertos y que se prepararan para vivir allá y disfrutar de Babilonia todo lo posible; y repitió que estarían en ese lugar durante setenta años. Dios le había designado un final, pero pasaría una larga temporada en el exilio antes de que Dios los hiciera volver a este lugar.
Después les prometió que si buscaban al Señor de todo corazón Él los llevaría de regreso a Jerusalén. (Deut. 4:26-31,Jer.31:1-17)
Los falsos profetas prometían un rápido regreso del exilio. A través de Jeremías, el Señor les dice que no sería un regreso rápido, pero que habría un regreso. Con el tiempo, Dios los visitaría y despertaría sobre ellos su buena palabra, para hacerlos volver a este lugar. Dios tenía una buena palabra para los exiliados; simplemente no era la palabra que traían los falsos profetas.
Dios cumplió su promesa. Tal como había dicho, el rey persa Ciro conquistó Babilonia (Isa.45:1-7; Jer.51:27-33) y entonces Ciro permitió que los judíos regresaran a su tierra, después de 70 años desterrados, volvían a estar en Jerusalén. (2 Cro.36:20-23; Esd.1)
Había en Babilonia profetas falsos que se negaron a aceptar la carta de Jeremías como un mensaje de Dios. Ellos escribieron cartas a Jerusalén alegando que Dios había nombrado a un nuevo sacerdote y que Jeremías debía ser silenciado, por supuesto, Dios pronunció un juicio contra los aquellos falsos profetas.
Prevaricador: Que pervierte e incita a alguien a faltar a las obligaciones laborales o religiosas. (Jer.9:1-2)
Prevaricación: se refiere a la falta de cumplimiento de la ley, lo que implica una falta de ética y moral por parte de la persona. Según la Biblia, la prevaricación se considera una negación de la verdad, hacer omisión o desviarse de la palabra de Dios, lo que la hace un pecado grave.
La Biblia habla sobre la prevaricación en varios de sus libros tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento, por ejemplo, el profeta Ezequiel habla de los sacerdotes y los líderes que prevaricaron contra Dios, y en el libro de Jeremías, se condena la prevaricación de los profetas y los sacerdotes que mintieron al pueblo acerca de la relación de Dios con ellos. (Eze.13,Sof.3:1-7)
Para reconocer la prevaricación, es necesario prestar atención a las acciones de una persona y compararlas con los valores y principios de la Biblia. Si una persona desvía la interpretación de la Biblia a su propio beneficio, o utiliza la religión para lograr sus intereses personales o políticos, entonces se puede decir que ha prevaricado.
Cuando una persona miente, engaña o falta a su palabra, especialmente cuando se trata de asuntos relacionados con la religión o la fe en Dios. Si alguien se aprovecha de su posición de autoridad y responsabilidad para obtener ganancias personales o para manipular a otros.
Realizado por: Ay. Noe Martinez Categoría: Estudio Sistemático, Historia, Reflexión Fecha: Sab. 13-Abr-2024
Los capítulos 30 al 33 del libro de Jeremías forman la cuarta división principal de este libro y contienen profecías sobre el futuro de Israel y de la cercana caída de la ciudad de Jerusalén y el reino de Judá. El capítulo 33 presenta un mensaje de esperanza y restauración en medio de la escena de juicio y exilio que enfrentaba el pueblo de Judá. Este pasaje ofrece una visión profunda del carácter redentor y misericordioso de Dios, así como de su promesa de restaurar y renovar a su pueblo.
El reino del norte llevaba ya mucho tiempo en el cautiverio y en este momento Nabucodonosor y su ejército sitiaba por tercera vez a Jerusalén, preparados para destruir la ciudad y el templo. Las predicciones de los falsos profetas y Hananías habían demostrado ser falsas, especialmente la de Hananías, quien había dicho que Babilonia sería derrotada dentro de 2 años. Y el capítulo 32 nos mostró a Jeremías en la prisión, aunque Dios le instruyó para que comprara un campo. Fue para mostrar al pueblo que confiaba en Dios cuando Él dijo que ellos regresarían algún día a esa tierra.
Al igual que en Jeremías 32, esta palabra llega a Jeremías durante el terrible asedio final de los babilonios contra Jerusalén en los últimos años del reinado del rey Sedechias, cuando el rey Sedechias llevaba 10 años gobernando. Jeremías había predicho que Jerusalén caería en manos de los babilonios y que Sedechias sería capturado. Sedechias puso a Jeremías en la prisión real por predicar en el nombre del Señor que los babilonios triunfarían. (Jer.32:1-5; 37:17-21)
En este versículo 3 está siendo aconsejado por Dios a clamar desde la cárcel. Durante cuarenta años, el profeta Jeremías había advertido que Judá y Jerusalén serían destruidas por sus pecados, y ahora los ejércitos de Babilonia estaban en la muralla de la ciudad. Para el pensamiento humano fue más allá de cualquier duda de que las promesas de Dios a Israel sería un fracaso. Fue precisamente en ese tiempo oscuro que Dios viene a su siervo con palabras de aliento.
Leer (Sal.91:15, Éxo.2:23-25, Jue.3:7-9)
Sinónimos: pedir, rogar, suplicar, implorar, exigir
Clamar tiene un fin muy concreto, que es llamar la atención de aquel con quien nos queremos comunicar. Lo que Dios nos pide es que nos comuniquemos con él, y que lo hagamos llamándole a viva voz (clamando), procurando su atención. (Sal.34:15-18)
Dios nos pide comunicación, pues está muy interesado en escuchar todo lo que le queremos decir. Jamás debemos pensar o creer que a Dios no le interesan nuestros asuntos personales o colectivos. De ser así, no nos pediría que nos comunicáramos con Él. (Jer.28:11-13)
Es una acción sincera y voluntaria de comunicación con Dios, con la cual expresamos con nuestras propias palabras buscando el favor de Dios. (Mar.11:22-26)
Es la forma principal que tenemos para comunicar nuestras emociones y deseos con Dios y tener comunión con Él. (Sal.5:1-3)
El Significado de «rezar» proviene del latín «recitare», el cual que significa «repetir». Esto consiste en la repetición de ciertos tipos de oraciones que han sido establecidas por otras personas y no son con palabras propias.
La oración es una práctica espiritual muy importante de la vida del judeo-cristiano. Es la expresión más viva de la relación que el hombre puede tener con Dios. No se trata simplemente de una costumbre litúrgica realizada de manera mecánica; más bien, es una experiencia viva que nos brinda la oportunidad de tener una relación de amistad muy estrecha y de gran confianza con El. (2 Cron.7:14)
Estos versículos nos dan un vistazo de cómo se encontraba la ciudad, las casas en Jerusalén ahora eran escombros, las casas del pueblo y los reyes se demolían frecuentemente para reforzar los muros de la ciudad o para facilitar el movimiento de las tropas contra los babilonios quienes los atacaban. Esta era una visión angustiosa y deprimente, pero no quitaba la verdad de la promesa de Dios de restaurar a su pueblo.
Ellos pusieron mucho trabajo y gente en defender la ciudad, pero no valdría nada. Deberían haber escuchado la palabra anterior del Señor, que anunció el inevitable del juicio de Dios a través de los babilonios. (Jer.27:1-12)
Jerusalén estaba llena de destrucción y muerte, y a esta ciudad Dios promete traer sanidad y medicina, para revelarles la abundancia de paz y de verdad. Dios un día reunirá a su pueblo disperso, tanto de los reinos del sur como del norte y otorgaría un perdón especial de los pecados, donde los pecados no solo son cubiertos, sino quitados.
Dios promete sanidad, medicina, paz y verdad para su pueblo. Promete traer de vuelta a los cautivos de Judá e Israel, limpiarlos de toda su maldad, perdonar sus pecados y restaurar su relación con Él.
Los falsos profetas prometían un rápido regreso del exilio. A través de Jeremías, el Señor les dice que no sería un regreso rápido, pero que habría un regreso. Con el tiempo, Dios los visitaría y despertaría sobre ellos su buena palabra, para hacerlos volver a este lugar. Dios tenía una buena palabra para los exiliados; simplemente no era la palabra que traían los falsos profetas.
Dios cumplió su promesa. Tal como había dicho, el rey persa Ciro conquistó Babilonia (Isa.45:1-7; Jer.51:27-33) y entonces Ciro permitió que los judíos regresaran a su tierra, después de 70 años desterrados, volvían a estar en Jerusalén. (2 Cro.36:20-23; Esd.1)
Se profetiza que en los lugares desolados de Judá y Jerusalén se escucharán nuevamente voces de alegría y de gozo, incluyendo alabanzas y ofrendas de acción de gracias en la casa de Dios. Uno puede imaginar los gritos, llantos, gemidos y el sonido de los combates y la destrucción. Esos terribles sonidos finalmente fueron reemplazados por una terrible tranquilidad – de una asolada Jerusalén, sin hombre, sin morador y sin animal. Dios promete que vendrán mejores sonidos.
En lugar de los sonidos terribles o de un silencio más terrible, la Jerusalén restaurada se llenaría con los sonidos gozosos de gente bendita y próspera. El sonido sería como el que se escucha en la mejor fiesta de la historia – una boda, con voz de desposado y vos de desposada. En lugar de los gritos angustiados de una ciudad bajo juicio, oirían el sonido de personas alabando a Dios por su bondad y misericordia eterna.
Dios promete restaurar la fortuna de Judá e Israel, estableciendo un rey justo de la descendencia de David. Se enfatiza la perpetuidad del pacto de Dios con David y su descendencia, así como la restauración de Jerusalén como ciudad de gozo y alabanza.
La Biblia describe la segunda venida de Jesucristo como un evento glorioso y poderoso. Aquí hay algunas características clave de cómo será según las Escrituras:
El nuevo pacto:
Realizado por: Ay. Noe Martinez Categoría: Estudio Sistemático, Historia, Reflexión Fecha: Sab. 13-Abr-2024
El capítulo 36 de Jeremías se sitúa en el contexto del reino de Judá durante el reinado de Joacim, quien fue un rey impío que reinó en Jerusalén aproximadamente entre los años 609 y 598 a.C. Durante este tiempo, Jeremías fue un profeta fiel que predicaba la palabra de Dios, llamando al arrepentimiento y advirtiendo sobre el juicio venidero si el pueblo no se apartaba de sus pecados.
En este capítulo Jeremías recibe instrucciones de Dios para escribir en un libro todas las palabras que él había hablado contra Israel, Judá y las naciones vecinas. Este libro, escrito por el escriba Baruc, fue leído ante el pueblo en el templo, lo que provocó que los líderes informaran al rey Joacim. Sin embargo, Joacim, en un acto de desafío y desobediencia, corta el libro y lo quema.
El capítulo 36 de Jeremías presenta un relato conmovedor sobre la escritura y destrucción del libro de Jeremías, ilustrando la importancia de escuchar y obedecer la palabra de Dios. Este capítulo nos invita a reflexionar sobre la actitud de obediencia y fe que debemos tener hacia la voluntad divina, así como las consecuencias de la desobediencia y la incredulidad.
Este capítulo comienza mostrándonos en que tiempo sucedió estos eventos, fue en el año cuarto del reinado de Joacim, este capítulo al igual que el 35, retrocede varios años anteriores a los capítulos 32 al 34, incluso antes de la primera de las tres deportaciones de Jerusalén a Babilonia en 605 a.C. (Jer.25:1-3; Jer.46:1-2)
Antiguamente, muchos no podían leer ni escribir, por lo tanto, los que podían hacerlo eran muy valiosos. Estos escribas ocupaban puestos de gran importancia y se respetaban mucho por su conocimiento. Baruc era el escriba de Jeremías. La escritura se realizaba a menudo sobre pergamino o en hojas de papiro que se cosían o pegaban entre sí y se guardaban en los llamados rollos de pergamino. Después del cautiverio, los escribas se volvieron maestros de la Ley.
Desde la antigüedad, los escribas han sido personas dedicadas a ser copistas, personajes cultos que escribían y llevaban el control de las leyes, asuntos de impuestos, arquitectura y cálculos.
El término latín «scriba» y el hebreo «so-fer» transmiten la idea de un secretario, copista o escribano, y asimismo de una persona instruida intelectualmente. La labor de los escribas era considerada muy amplia e importante, y ellos eran vistos como maestros.
Los que estudiaron y obtuvieron una buena formación consiguieron el respeto del pueblo, y con el tiempo estos eruditos, muchos de los cuales no eran sacerdotes, formaban un grupo independiente. Por ello, la palabra “escribas” designaba a una clase de hombres a quienes se había instruido en la ley. Éstos hicieron del estudio sistemático y de la explicación de la ley su ocupación. Se les contaba entre los maestros de la ley o los versados en ella. (Luc.5:17, Luc.11:45)
Por lo general pertenecían a la secta religiosa de los fariseos, pues este grupo reconocía las interpretaciones o “tradiciones” de los escribas, que con el transcurso del tiempo habían llegado a ser un laberinto desconcertante de reglas minuciosas y técnicas (Hch.23:9).
Los escribas se encontraban sobre todo en Jerusalén, aunque también se les podía hallar por toda Palestina y en otras tierras entre los judíos de la Diáspora. (Mat.15:1, Mar.3:22,Luc.5:17).
La gente respetaba a los escribas y los llamaba “rabí”; (del heb. Rav, que significa “Excelso”, “grande”; era un título de respeto que se usaba para dirigirse a los maestros). Este término se aplica en varios lugares a Cristo (Juan 1:37-38).
Jesús era, de hecho, el maestro de sus discípulos, pero les prohibió que se la aplicaran como título (Mat.23:8-11), como hacían los escribas. Los escribas no sólo eran responsables como “rabíes” de las aplicaciones teóricas de la ley y de la enseñanza de ésta, sino que también poseían autoridad jurídica para dictar sentencias en tribunales de justicia. Había escribas en el tribunal supremo judío, el Sanedrín. (Mat 26:57; Mar 15:1)
En este mensaje Dios le ordenó a Jeremías que no solo hablara sus profecías, sino que también las escribiera. Este escrito debía incluir todas las palabras proféticas que él había dado hasta ese momento, para que fueran leídas al pueblo en el templo. Esta acción muestra que el mensaje es más importante que el mensajero, si algo le sucedía al profeta, entonces un rollo preservaría el mensaje.
La escritura ha tenido un impacto fundamental en el desarrollo de la humanidad a lo largo de la historia:
Esto era alrededor de 20 años antes de la conquista final de Jerusalén, y aún era posible ver un rescate de Judá por parte de Dios. Aún era posible evitar el juicio que había sido tan constantemente anunciado en contra de ellos. Pero para que esto fuera posible ellos tenían que:
A pesar de no atender al mensaje del profeta por tan largo tiempo podemos ver la increíble paciencia de Dios ya que no quiere que nadie muera, sino que se arrepientan y regresen al camino de la obediencia, un llamado que sigue haciendo ahora a todo hombre sin excepción. (2 Ped.3:9)
Al escuchar el mandato Jeremías llamo a Baruc, recordemos que él es el asistente de Jeremías, le llamo para que escribiera el mensaje que Dios le había dado, además le envía para que sea el quien vaya y lea el mensaje en el templo, esto debido a que Jeremías no tenía permitido entrar al templo, en ese momento no estaba encarcelado, pero el área del templo le estaban prohibidas ya que su mensaje no era bien visto por el rey y su sequito.
Esto vuelve a mostrar que, aunque Jeremías es amado por Dios, el mensaje es más importante que el mensajero, Jeremías no necesitaba presentarlas palabras el mismo para que el trabajo de la palabra de Dios fuera efectivo, la palabra de Dios por sí misma tiene poder y si las palabras se encontraban por escrito podrían ser más fácilmente recordadas, consultadas y meditadas.
Así como Jeremías le había mandado, Baruc fue a leer el mensaje en medio del ayuno del pueblo, la expresión “promulgaron ayuno” denota que fue el pueblo y no el rey los que proclamaron ayuno debido a la situación actual donde los babilonios rodeaban las naciones cercanas a Judá.
Baruc lee el pergamino desde el “aposento de Gemarías”, Gemarías era el hijo de Safán, quien había sido secretario de estado en el reinado de Josías (2 Rey.22:3,8). Al parecer la familia de Gemarías simpatizaba con la labor de Jeremías, y tal vez por eso había podido leer el rollo desde ese lugar. El mensaje resumidamente era un llamado al pueblo al arrepentimiento advirtiéndoles del juicio que se acercaba.
Micaías quien era hijo de Gemarías escucho todo el mensaje leído por Baruc, podemos indicar que debido a la influencia de su padre y familia el comprendía la autoridad de la palabra de Dios y debido a esto es que les lleva el mensaje del rollo a los príncipes de Judá, hijos de nobles y reales, los líderes del reino. Y habiéndose reunido a todos los príncipes Baruc se sentó y les leyó todo el mensaje que había escrito por orden de Jeremías y que había compartido con el pueblo.
Al escuchar ese mensaje los príncipes estaban aterrados, sabían que este mensaje no sería bien recibido, pero era necesario que ellos fueran los que se lo hicieran saber al rey, pues si estas cosas llegaban a oídos del rey, y ellos no le decían primero, ellos corrían el riego de hacerlo enojar. Pero antes de llevarlo necesitan saber cómo Baruc había obtenido ese mensaje por lo cual le preguntaron y Baruc les respondió: “El me dictaba de su boca todas estas palabras, y yo escribía con tinta en el libro” Vemos entonces que Baruc no hizo ningún intento de declararse profeta, él solo era el escriba de un profeta.
Habiendo los príncipes aclarados esto y antes de ir donde el rey con el rollo, le brindan un consejo a Baruc “Ve y escóndete, tú y Jeremías, y nadie sepa dónde estáis” ellos sabían que este mensaje desagradaría al rey por lo cual había una gran oportunidad que el rey mandara atacar al profeta y al escriba.
La tradición Judía identifica el lugar donde se ocultaron en las llamadas Grutas de Jeremías, localizadas a las afueras de las puertas de Damasco.
Los príncipes al llegar a la presencia del rey no leyeron directamente del rollo, tal vez ellos anticiparon que el rey Joacim recibiría de mala gana el pergamino, así que para la protección de este lo depositaron en el aposento de Elisama el secretario.
Cuando estaban dando su reporte de lo que estaba escrito en el pergamino, el rey solicito que le fuera traído el rollo y se lo leyeran directamente. Podemos leer que el rey se encontraba en “la casade invierno” esto no era una casa separada, sino un departamento cálido en una parte del palacio, más cómodo durante el invierno y donde tenía “un brasero ardiendo delante de él”. Al parecer, en las casas mejor preparadas se hacía el fuego en un brasero en vez de en un hoyo en el suelo. El rey tenía un brasero, probablemente de metal, en su casa de invierno.
Cuando habían leído una porción no muy larga del mensaje el rey lo cortó con un cortaplumas, los escribas usaban unos cuchillos pequeños y afilados, para cortar sus plumas y para cortar pergaminos cuando era necesario, es con ese elemento que el rey procedió a generar el corte y a colocarlo en el brasero y esto continuo hasta que todo el rollo fue consumido por el fuego, Tal vez el rey pensó que esas palabras no eran de Dios; sino de Jeremías, pero él estaba terriblemente equivocado; estás eran las palabras de Jeremías, pero directamente eran las palabras de Dios.
Y aun después de este acto, se indica que ni el rey ni sus siervos lo vieron como una falta grave, lo cual mostraba el estado de su corazón y su poca relación con el Dios verdadero, pero a diferenciade los siervos del rey, tres de los príncipes deseaban salvar el pergamino, y le rogaron al rey que no fuera quemado, pero el rey hizo caso omiso y quemo el pergamino hasta no dejar huella. Luego de esta acción el rey ordenó el arresto de Jeremías y Baruc, pero Dios cuido de ellos y les escondió por un tiempo.
El rey no quiso oír y destruyo el royo, lo quemo, El propósito de Dios con su palabra no es amargarnos la vida, el propósito es que a través de la obediencia todo lo que hagamos nos salga bien. (Jos.1: 8) La palabra de Dios sirve para que seamos instruidos y formados (2 Tim.3: 16).
Nos alarmamos por esto que hizo el rey, pero no nos damos cuenta de que cada vez que desobedecemos o no queremos escuchar la palabra es lo mismo como si la quemáramos.
Impedimentos para oír la palabra de Dios.
Consecuencias del rechazar la palabra de Dios.
La respuesta de Dios a este acto no era tal vez lo que esperaba el rey el cual considero que al quemarlo ya no existiría ese mensaje, todo lo contrario, la respuesta de Dios fue indicarle al profetal a necesidad de escribir de nuevo el mensaje y publicarlo junto con una respuesta para el rey y su manera de actuar frente al primer pergamino.
En ese mensaje Dios le habla al rey diciéndole, que “¿porque toma por poco la advertencia de la venida del rey de babilonia?”, puede ser que esta haya sido una de las partes que más ofusco al rey, él no quería escuchar que Nabucodonosor iba a Jerusalén y que eventualmente destruiría la ciudad. Dios responde al rey con una sentencia dura: él iba a morir y nadie expresaría su dolor en aquel momento. Su cadáver sería echado a la calle, al calor del día y el frío de la noche. Además, no va a tener descendencia en el trono.
En otras palabras, con su muerte no va a ser llorado sino, al contrario, su cuerpo va a ser deshonrado. Siempre cuando moría un rey tenían funerales especiales con días de luto en toda la nación, pero en su caso no iba a recibir ninguna manifestación de respeto ni de luto. (Jer.36:5-8)
Además de este mensaje para el actual rey y su descendencia, Dios indica que la catástrofe del juicio vendría sobre el pueblo de Judá y de Jerusalén porque ellos rechazaron la palabra de Dios a través de Jeremías tal y como el rey Joacim lo hizo.
La palabra de Dios no puede ser destruida, por lo cual Jeremías con Baruc escribieron de nuevo lo que estaba en el primer rollo junto con más mensajes semejantes, de hecho, la oposición de Joacim solo empeoró su causa, Dios estaba determinado a traer aún más palabras de juicio, no menos.
Realizado por: Ay. Noe Martinez Categoría: Estudio Sistemático, Historia, Reflexión Fecha: Sab. 11-May-2024
El capítulo 40 del libro de Jeremías marca un punto crucial en la historia de Judá después de la caída de Jerusalén ante Babilonia. En este capítulo, vemos cómo el profeta Jeremías es liberado por el capitán de la guardia de Babilonia, Nabuzaradán, y se le ofrece la opción de quedarse en Judá o ir a Babilonia.
Jeremías elige quedarse y se une al gobernador Gedalías en Mizpa. Sin embargo, la paz y la estabilidad que parecen estar retornando se ven amenazadas por la intriga y el complot. Este capítulo presenta una mezcla de esperanza y desconfianza, reflejando la complejidad de la situación en la que se encontraba el pueblo de Judá en ese momento.
Mizpa: fue una ciudad en el territorio de Benjamín y su nombre significa “atalaya”. Tras la conquista babilonia, fue la capital de la provincia de Juda y luego durante las primeras décadas de la dominación persa. Está ubicada a unos 13 km al norte de Jerusalén.
Mapa donde se situó la ciudad de Mizpa dentro del territorio de Benjamín (Dentro del territorio de Dan también existió otra ciudad llamada Mizpa)
A continuación, se listan algunos eventos sobre esta ciudad, cabe señalar que el primero es solo de referencia para ver el significado de su nombre:
4. Samuel también reunió al pueblo de Israel en Mizpa para presentarles al primer rey. Entonces Saúl fue escogido entre todas las tribus y familias de Israel. (1 Sam.10:17-24)
5. Después que los babilonios habían destruido Jerusalén, Nabucodonosor nombró a Gedalías como gobernador en Mizpa, para gobernar sobre los que habían quedado. Muchos retornaron a Mizpa desde donde habían huido. El profeta Jeremías vino a Mizpa desde Ramá, donde los babilonios lo habían liberado. Posteriormente Ismael, un miembro de la familia real asesinó a Gedalías (2 Rey.25:23-26). A pesar de la advertencia de Jeremías que decía que si el pueblo se iba para Egipto moriría, el pueblo persistió en su obstinación de ir allí. (Jer.40:6; 43)
Este capítulo comienza mostrándonos lo que ocurrió a Jeremías después de que los babilonios conquistaran Jerusalén, aquí se nos relata como Jeremías estuvo brevemente junto con los demás capturados, también se nos dice que Jeremías se encontraba en Ramá. “El nombre Ramá, significa una ‘altura’, perteneciendo a varios lugares, pero más probablemente este hubiera sido un pueblo a seis millas al norte de Jerusalén, dos o tres millas de Mizpa.”
Los versículos nos dicen que Jeremías tuvo una conversación con el capitán de guardia, lo interesante de la conversación es que este capitán sabía algo de Jeremías y su mensaje, tal vez tuvo la oportunidad de escucharlo de boca de otros presos en diferentes ocasiones. Nabuzaradán comprendía que este era el juicio de Dios contra su pueblo. Los babilonios, como los judíos y muchos otros pueblos en aquel entonces, veían las acciones naturales y políticas, así como las personales, como la intervención de su dios.
Lo cual es impactante, pues siendo un hombre de otra nación parecía creer más en las palabras de Dios dadas por medio del profeta que el mismo pueblo en diferentes ocasiones.
Este hombre procede a quitarle las cadenas a Jeremías y a ofrecerle dos opciones, la primera que fuera a Babilonia junto a él, esto significaría que al igual que muchos de sus conciudadanos el estaría en Babilonia, pero a diferencia de la mayoría tendría una mejor vida porque el capitán de la guardia velaría por él. La segunda opción quedarse con Gedalías.
Entonces vemos que Jeremías vivió bajo el cuidado del hombre quien era el gobernador nombrado por babilonia, y él vivió en medio de los más pobres e ignorados de la tierra, aquellos que no habían sido enviados a Babilonia, la mayoría de estos judíos eran de las clases menos privilegiadas, pero también había otros incluyendo algunas princesas reales, así como remanentes del ejército judío. (Jer. 39:10)
Seguramente el profeta pensaba que sería bueno estar con Gedalías por su relación con esta familia que había conocido por muchos años. Por lo cual Jeremías va a Mizpa donde allí iba a haber otro momento caótico para el pueblo de Judá.
Sinónimos: lealtad, honestidad, nobleza, confianza, fe, franqueza.
Constantemente aprendemos que cuando Dios dice que hará algo, lo hace (incluso cuando parece imposible), cuando dice que algo va a ocurrir, ocurre. Esto es verdad para el pasado, el presente y el futuro, si no fuera así, si Dios fuera infiel al menos una vez, no podríamos confiar en ninguna de sus promesas. (1 Rey.8:55-57) Dios es eternamente confiable, firme e inquebrantable, porque la fidelidad es una parte fundamental de lo que Él es (Deut.7:7-9, Sal.89:8). En Su fidelidad, Dios nos protege del mal (2 Tes.3:1-3), pone límites a nuestras tentaciones (1 Cor.10:13), por eso espera lo mismo a cambio.
La fidelidad es un aspecto clave de la vida del hombre. Se trata de ser leal a Dios y seguir su plan, incluso cuando es difícil, lo mínimo que Dios espera de nosotros, es que seamos fieles en todo lo que nos concierne, en nuestra vida, tanto en lo espiritual, como en lo material. La más alta exigencia a la que se ve sometido el hombre es que sea fiel a Dios, a los suyos en todo tiempo, lugar y circunstancias.
El salmo 37, un salmo de David, que exhorta a los justos a no impacientarse cuando vean la prosperidad de los impíos, ya que los tales rechazan a Dios y tarde o temprano recibirán el castigo divino.
Ahora en contraste con la retribución para los impíos, el autor listó las bendiciones que el Señor otorga a los justos o fieles a Él. Hay cuatro bendiciones que David en su salmo enseña como resultado de la fidelidad a Dios que todos debemos considerar para mantener nuestra fidelidad a Dios.
Safán: el abuelo de Gedalías fue el secretario de Josías y le llevó el pergamino recién descubierto al rey (2 Rey.22:3-13).
Ahicam: el padre de Gedalías le ofreció ayuda a Jeremías después de su predicación en el templo (Jer.26:24). Ahicam, fue parte de la delegación que Josías envió a la profetisa Hulda. (2 Rey.22:12-14)
Gedalías: era el nuevo gobernador de la provincia babilónica de Judá.
Cuando los babilonios conquistaron el pueblo de Judá, quedaron algunos de los jefes del ejército y sus hombres que habían escapado. Ellos tenían que escoger entre si querían continuar con las peleas, como una resistencia clandestina o, someterse al gobierno de Babilonia, estos hombres querían conversar con Gedalías, para ver si él apoyaba a los babilonios, o empezaría a tramar en contra de ellos, y lucharía por la independencia de Judá. Estos hombres militares se encontraron con Gedalías en Mizpa.
En este lugar y en medio de esta conversación Gedalías les brindo un mensaje: “No tengáis temor de servir a los caldeos”, esto se los dijo con un juramento para asegurarle a los oficiales, y a sus amigos que realmente su mejor, y más sabia acción era la de rendirse al juicio de Dios, a través de los babilonios y hacer lo más normal posible. Gedalías les dijo que hicieran lo que Jeremías el profeta había dicho en diferentes mensajes, someterse al juicio del Señor a través de los babilonios, buscar el honrar a Dios y glorificarlo.
Esto era lo mejor para ellos, y no solo ellos, sino de todos aquellos que se fueron a otras ciudades, pues muchos judíos escaparon a las naciones y pueblos vecinos, cuando la amenaza de babilonia se acercaba. Pero una vez que Judá y Jerusalén fueron estabilizados bajo Gedalías, estos que se habían ido a tierras extranjeras volvieron, y continuaron con su vida normal sin falta de lo primordial para vivir, pues les habían dado tierras y viñas para sembrar.
Pero aun, luego de que algunos oficiales advirtieran a Gedalías, sobre la conspiración de Ismael, este no lo creyó, tal vez Ismael se había ganado su confianza de alguna manera. Tanto era la confianza de Gedalías, en que, este reporte era falso, que cuando Johanán hijo de Carea le hablo en secreto y se ofreció para eliminar a Ismael, quien era el hombre acusado de planear el asesinato, Gedalías le indico a Johanán que no lo hiciera.
Realizado por: Ay. Sergio Cortés Categoría: Estudio Sistemático, Historia, Reflexión Fecha: Sab. 18-May-2024
El capítulo 41 del libro de Jeremías continúa con la narrativa tensa y dramática de los eventos que ocurrieron después de la caída de Jerusalén ante Babilonia. Este capítulo narra la conspiración y el asesinato de Gedalías, el gobernador nombrado por Babilonia, y las consecuencias de este acto. Ismael, descendiente real, ejecuta un complot que desestabiliza aún más a la ya vulnerable comunidad judía. Este capítulo refleja la fragilidad de la paz y la confianza en tiempos de crisis, y la persistente lucha de poder entre diferentes facciones.
Mizpa fue una ciudad en el territorio de Benjamín cuyo nombre significa “atalaya”. Tras la conquista babilónica, se convirtió en la capital de la provincia de Judá y más tarde en las primeras décadas de la dominación persa. Está ubicada a unos 13 km al norte de Jerusalén.
Eventos en Mizpa:
Gabaón fue una ciudad importante situada al noroeste de Jerusalén. Fue famosa por ser el lugar donde los gabaonitas hicieron una alianza con Josué para evitar ser destruidos por los israelitas. En tiempos de Jeremías, Gabaón aún era un lugar de importancia estratégica y militar.
Eventos en Gabaón:
El capítulo 41 inicia con la visita de Ismael hijo de Netanías, de la familia real, a Gedalías en Mizpa. Ismael había sido uno de los capitanes de las fuerzas que aún quedaban en Judá y, aunque se le había dado refugio y alimento, traicionó a Gedalías. Durante una comida en Mizpa, Ismael, junto con diez hombres, se levantó y asesinó a Gedalías. Este asesinato no solo acabó con la vida del gobernador, sino que también eliminó a los hombres de Judá y a los babilonios que estaban con él.
Este acto de traición desencadenó una serie de eventos trágicos. Ismael, motivado por sus propias ambiciones y tal vez por órdenes de Baalis, rey de los amonitas, trató de consolidar su poder mediante el asesinato. La eliminación de Gedalías, un gobernador justo y leal a Babilonia, puso en peligro la frágil paz y estabilidad que se había logrado tras la destrucción de Jerusalén.
Ismael no se detuvo ahí. Al día siguiente de la muerte de Gedalías, Ismael encontró a ochenta hombres que venían desde Siquem, Silo y Samaria con ofrendas para el templo del Señor. Fingiendo lamentar la muerte de Gedalías, los invitó a entrar en Mizpa y, una vez dentro, los asesinó y arrojó sus cuerpos en una cisterna. Solo diez hombres lograron salvarse, ofreciendo a Ismael tesoros ocultos en el campo.
Ismael tomó como prisioneros a todos los restantes en Mizpa, incluidos las hijas del rey y el resto del pueblo que Nabuzaradán, capitán de la guardia, había dejado bajo el cuidado de Gedalías. Ismael los llevó consigo en un intento de cruzar al territorio amonita, consolidando así su alianza con Baalis.
Cuando Johanán hijo de Carea y los otros capitanes del ejército escucharon sobre los crímenes de Ismael, decidieron actuar rápidamente. Johanán reunió a sus hombres y persiguió a Ismael, alcanzándolo junto al gran estanque en Gabaón. Al verlos, los prisioneros de Mizpa se regocijaron y volvieron hacia Johanán, mientras que Ismael y ocho de sus hombres lograron escapar hacia el territorio amonita.
Johanán y los otros capitanes, temiendo la represalia de los babilonios por el asesinato de Gedalías, decidieron llevar al resto del pueblo, incluidos los soldados, mujeres, niños y eunucos rescatados, hacia Egipto. Querían escapar de la furia de Babilonia y buscar seguridad en el sur.
Esta decisión, sin embargo, fue contraria a los consejos de Jeremías, quien ya había advertido al pueblo sobre las consecuencias de ir a Egipto. Esta situación refleja la constante lucha del pueblo de Judá por encontrar un lugar seguro en medio de la devastación y la ocupación extranjera.
El capítulo 41 de Jeremías es un recordatorio sombrío de las complejidades y los peligros que enfrentó el pueblo de Judá después de la caída de Jerusalén. La traición de Ismael, la fragilidad de la autoridad de Gedalías, y la desesperación de Johanán y sus hombres ilustran la dificultad de mantener la estabilidad y la paz en tiempos de crisis.
La historia de Jeremías 41 no solo es una narrativa de traición y lucha de poder, sino también una lección sobre la importancia de la fidelidad en tiempos de crisis. La figura de Gedalías destaca como un modelo de integridad y justicia. Aunque su vida fue truncada por la traición de Ismael, su liderazgo ejemplar dejó una marca duradera en la comunidad de Mizpa.
Gedalías fue un líder que eligió la paz y la cooperación con los babilonios en un intento de proteger y reconstruir a su pueblo. Su disposición a trabajar con las autoridades extranjeras y su dedicación a la justicia y la equidad son lecciones valiosas para cualquier líder. La traición de Ismael resalta el peligro de los intereses personales y la ambición desmedida, y cómo estos pueden destruir la paz y la estabilidad logradas con tanto esfuerzo.
Por otro lado, la desesperación de Johanán y su decisión de huir a Egipto reflejan la lucha interna entre el miedo y la fe. Johanán quería proteger a su gente de la venganza babilónica, pero su elección de buscar refugio en Egipto, contraria a las advertencias de Jeremías, muestra cómo el miedo puede nublar el juicio y llevar a decisiones que no están alineadas con la voluntad de Dios.
Este capítulo también nos desafía a considerar nuestra propia fidelidad y confianza en Dios en tiempos de crisis. La historia de Jeremías 41 nos recuerda que, incluso cuando enfrentamos traiciones y desafíos, debemos buscar la guía divina y permanecer firmes en nuestra fe.
El capítulo 41 de Jeremías nos ofrece una ventana a las luchas y dilemas de los judíos después de la caída de Jerusalén. La traición de Ismael, el liderazgo de Gedalías, y la desesperación de Johanán nos enseñan sobre la fragilidad de la paz y la importancia de la fidelidad a Dios. Nos llama a reflexionar sobre nuestras propias acciones y decisiones, buscando siempre la guía y la protección divina en tiempos de incertidumbre y desafío.
Lecciones adicionales del contexto histórico
Para comprender mejor el impacto de estos eventos, es importante contextualizarlos dentro del panorama histórico más amplio. La caída de Jerusalén no solo fue una catástrofe militar y política, sino también una crisis espiritual para el pueblo de Judá. La destrucción del Templo y la deportación de la élite a Babilonia dejaron a la nación en un estado de desesperanza y confusión. En este contexto, la figura de Gedalías emergió como una esperanza de estabilidad y reconstrucción.
Gedalías, nombrado por los babilonios, representaba una oportunidad para que los judíos reconstruyeran su sociedad bajo una administración relativamente autónoma. Su asesinato, sin embargo, significó el fin de esta breve esperanza y sumió a la comunidad en un caos aún mayor. La narrativa de Jeremías 41 muestra cómo los conflictos internos y las luchas por el poder pueden ser tan devastadores como las amenazas externas.
Perspectiva teológica
Desde una perspectiva teológica, el capítulo 41 también resalta la soberanía de Dios en medio de la traición y la incertidumbre. A lo largo del libro de Jeremías, se enfatiza que las calamidades que enfrentaba Judá eran consecuencia de su infidelidad a Dios. Sin embargo, incluso en medio del juicio, Dios ofrecía oportunidades de arrepentimiento y restauración. La figura de Gedalías puede verse como un instrumento de esa gracia divina, un líder que buscaba guiar al pueblo de vuelta a una vida de justicia y fidelidad.
El asesinato de Gedalías y los eventos subsiguientes son un recordatorio de las consecuencias de rechazar la guía de Dios. Ismael, al actuar por ambición personal y no por la voluntad divina, desató una cadena de eventos que llevaron a un mayor sufrimiento para su pueblo. Este capítulo nos desafía a considerar nuestras propias motivaciones y a buscar siempre la dirección de Dios en nuestras decisiones.
Relevancia contemporánea
La historia de Jeremías 41 tiene una relevancia contemporánea significativa. En un mundo donde las luchas de poder y la traición son comunes, este capítulo nos recuerda la importancia de la integridad, la justicia y la fidelidad a principios más elevados. Los líderes de hoy pueden aprender de la historia de Gedalías sobre la importancia de buscar el bien común y de ser fieles a sus valores, incluso en tiempos de crisis.
Para los individuos, la historia de Johanán y su decisión de huir a Egipto nos recuerda que en tiempos de incertidumbre, debemos buscar la guía divina y confiar en la providencia de Dios. El miedo puede llevarnos a tomar decisiones precipitadas que no están alineadas con el plan de Dios. En cambio, estamos llamados a confiar en que Dios tiene un propósito incluso en medio de nuestras pruebas.
Conclusión
En resumen, el capítulo 41 de Jeremías es una narrativa rica en lecciones históricas, teológicas y prácticas. Nos desafía a considerar la importancia de la fidelidad, la justicia y la integridad en nuestras vidas y en nuestras comunidades. Al estudiar este capítulo, somos llamados a reflexionar sobre nuestras propias acciones y decisiones, buscando siempre la guía y la protección divina en tiempos de incertidumbre y desafío. La historia de Gedalías, Ismael y Johanán nos ofrece valiosas lecciones sobre liderazgo, confianza y la soberanía de Dios en medio de la adversidad.
Realizado por: Diác. David Rojas Categoría: Estudio Sistemático, Historia, Reflexión Fecha: Sab. 25-May-2024
Jeremías 42 es un capítulo crucial que describe la interacción entre el profeta Jeremías y el remanente de Judá, después de la caída de Jerusalén. Este capítulo se centra en la solicitud del pueblo para recibir dirección divina y la respuesta de Dios a través de Jeremías. A través de este estudio, examinaremos los temas principales, el contexto histórico y las implicaciones teológicas del capítulo 42 de Jeremías.
Profetizó en el reino de Judá su ruina, la destrucción de Jerusalén y el fin de la dinastía davídica. Hasta el final el pueblo y los reyes desoyeron las advertencias del profeta y la oferta de conversión. Su voz no fue escuchada y la catástrofe se produjo. La tarea del profeta que debió marchar al lado de su pueblo fue casi sobrehumana. Considerado un traidor, marginado y despreciado. Vio derrumbarse el imperio asirio y testigo del comienzo del imperio babilónico.
Pronunció un discurso a la puerta del templo, Jeremías 7, atacando violentamente un culto formalista y la falsa seguridad de las gentes de Jerusalén, también se le acusó de desmoralizar al pueblo. Vio a Judá tensionado entre Egipto y Babilonia. Finalmente fue testigo de la caída y destrucción de la ciudad. Tras la catástrofe, anunciaba la restauración del pueblo.
A continuación, se muestra el mapa de las ciudades mencionadas en este capítulo:
El capítulo 42 de Jeremías se puede estructurar en varias secciones temáticas que abarcan desde la solicitud del pueblo para recibir dirección divina hasta la respuesta de Dios y las advertencias sobre las consecuencias de desobedecer. Aquí tienes una estructura detallada basada en los temas tratados en este capítulo:
A. Solicitud de Dirección Divina
B. Juramento de Obediencia
A. Tiempo de Espera
B. Instrucciones Claras
C. Advertencia Contra Ir a Egipto (Versículos 13-18)
D. Reiteración del Juicio (Versículos 19-22)
Mapa que ilustra la deportación del reino del Norte (Israel) y del Sur (Judá)
A continuación, se lista el número de altares, templos, capillas, etcétera de los dioses babilónicos:
Guerrero y Príncipe heredero de Babilonia, junto con su ejército, aplastó a las fuerzas de faraón Nechao en Carquemis. Al morir su padre, Nabopolasar, el joven Nabucodonosor tomó posesión del trono en 624 a.C. Durante sus 43 años de reinado levantó un imperio, conquistó territorios antes ocupados por Asiria, extendió sus dominios hasta abarcar Siria e Israel, llegando hasta la frontera de Egipto. Era devoto de Marduk, principal dios de Babilonia, a quien atribuía todas sus conquistas. Confiaba en la adivinación para planear sus operaciones militares. Murió en octubre de 582 a.C
Mapa del territorio que abarco el imperio Babilónico
Imagen ilustrativa de la visión de Nabucodonosor en el capítulo 7 de Daniel
Jeremías 42 nos presenta una lección importante sobre la obediencia y la fe en la dirección divina. A pesar de sus promesas de obedecer, el pueblo de Judá lucha con el miedo y la tentación de tomar decisiones basadas en sus propias percepciones y deseos. Este capítulo nos recuerda que confiar en Dios y obedecer Su voluntad, incluso cuando es difícil o va en contra de nuestros propios deseos, es crucial para recibir Su protección y bendición.
Realizado por: Ay. Noe Martínez Categoría: Estudio Sistemático, Historia, Reflexión Fecha: Sab. 08-Jun-2024
Este capítulo ofrece una perspectiva sobre las consecuencias de la idolatría y la desobediencia a Dios, centrándose en los israelitas que huyeron a Egipto después de la destrucción de Jerusalén. En este pasaje, Jeremías pronuncia un mensaje de juicio divino sobre aquellos que, a pesar de las advertencias anteriores, continúan adorando a otros dioses. Este estudio analizará el capítulo 44 versículo por versículo, explorando el contexto histórico, el mensaje de Jeremías y la aplicación actual.
En este capitulo se mencionan 4 ciudades del reino de Egipto, a continuación, se da a grandes rasgos detalles sobre estas:
Mapa de la posible ubicación de las ciudades Egipcias mencionadas en Jeremías 44.
Menfis o Noph: ubicada en el lado occidental del río Nilo. Menfis fue durante mucho tiempo la ciudad más importante del “Bajo Egipto”. Se llama a la ciudad Noph (traducido “Menfis” en la mayoría de las versiones españolas).
La ciudad fue un gran centro de comercio durante toda su historia, decayendo solo después de la conquista griega, cuando Alejandría, ubicada en la costa norte, se convirtió en el puerto más próspero del país.
Según algunos historiadores, Menfis adquirió renombre en el mundo antiguo por la fabricación de objetos de vidrio, artículos de los que Roma fue una de las principales importadoras. En esa zona también se cultivaban acacias a fin de conseguir madera para hacer muebles, barcos para la flota de Egipto y armas militares.
Menfis era un centro de religión y erudición en Egipto, pero en el siglo VIII a.C. Isaías predijo que la sabiduría de la que alardeaban los príncipes de Noph (Menfis) fracasaría, y Egipto sería engañado. (Isa.19) Tales consejeros por lo visto fomentaban un falso sentimiento de seguridad en Egipto ante la agresiva potencia Asiria.
Cuando Asiria inició su decadencia en la última parte del siglo VII a.C., Menfis volvió a estar totalmente bajo control egipcio. Después que el rey babilonio Nabucodonosor desoló Judá en 607 a.C., los refugiados israelitas huyeron a Egipto y fijaron su residencia en Menfis y otras ciudades. (Jer.44:1) Mediante sus profetas Jeremías y Ezequiel, Dios los condenó al fracaso y predijo que Nabucodonosor asestaría un golpe devastador a Egipto, y que el impacto pleno del ataque recaería en Menfis. (Jer.44:11-14; Jer.46:13-19; Eze.30:10-16)
Tafnes: una importante ciudad fortificada en la orilla oriental del delta del Nilo. Allí se refugiaron los israelitas que habían quedado en Judá tras el asesinato de Gedalías el gobernador nombrado por los caldeos, para escapar a las represalias de los babilonios. A pesar de la recomendación contraria de Jeremías, el pueblo bajo las órdenes de Johanán hijo de Carea decidió irse a Tafnes, llevándose al profeta Jeremías y al escriba Baruc.
Esta ciudad como las otras ciudades de Egipto serian quemada y despedazadas, además de que quedaría en tinieblas. (Jer. 43:8-13; Eze.30:18)
Migdol: Lugar al oeste del mar Rojo donde acamparon los israelitas al salir de Egipto. (Éxo.14:2; Núm.33:7)
El profeta Ezequiel predijo que le sobrevendría una devastación a Egipto, que procedería de Babilonia, y que asolaría desde Migdol a Seveneh y al límite de Etiopía. (Eze.29:10; Eze.30:6) Puesto que Seveneh se hallaba situada en el extremo meridional del antiguo Egipto, parece probable que Migdol estuviese en el límite norte. Tras la caída de Jerusalén en 607 a.C., los refugiados judíos se asentaron en Migdol, Tahpanhés, Noph (Memfis) y en la tierra de Patrós, pero Migdol y otros lugares serían testigos de la ‘espada devoradora’ del rey Nabucodonosor de Babilonia.
Ubicación de las ciudades mencionadas por Ezequiel, referente a la conquiste de Egipto por mano de Babilonia.
El capítulo comienza con una palabra de Dios a Jeremías pueblo que estaba habitando en Egipto. En el capítulo 42 leímos como los capitanes del remanente de los israelitas en la tierra de Judá, guiaron a todos los que pudieron a Egipto, incluso a algunos en contra de su voluntad, Jeremías y Baruc se encontraba entre los que habían sido traídos a la fuerza a Egipto.
Dios les quiere dejar claro que sigue siendo el Dios de los ejércitos poderosos, y aún más increíble para ellos, Él seguía siendo El Dios de Israel, incluso aunque en ese tiempo Israel no existía como un reino propio, ya que estaba bajo el imperio babilonio. Dios hasta el día de hoy sigue siendo el Dios de Israel.
Dios recuerda a los israelitas que la advertencia de juicio fue llevada al pueblo de Judá por medio de palabra profética, a pesar de enviar profetas con mensajes de advertencias, el pueblo no los escucho y no se arrepintió, al contrario, habían seguido viviendo lejos de Dios y practicando todo lo que Dios aborrecía, donde claramente la idolatría era uno de los pecados más practicados por el pueblo y es por causa de esos pecados que la tierra de Judá había quedado asolada. (1 Rey.18:1-4; Luc.13:34-35, Isa.30:8-16)
Dios cuestiona a su pueblo en Egipto sobre su continua idolatría, advirtiéndoles que están trayendo destrucción sobre sí mismos. Les recuerda las maldades de sus antepasados y cómo no han aprendido de sus errores. Dios anuncia que Su rostro está contra ellos para mal y destruirá a todo Judá en Egipto. Pocos sobrevivirán para regresar a Judá, subrayando la severidad del juicio. (2 Rey.17:6-20)
Idolatrar: adorar ídolos o imágenes de deidades objeto de culto. El concepto se emplea para aludir a la veneración que se realiza a los ídolos. Idolatrar puede significar amar o exaltar a alguien o algo.
Idolatrar, como tal, es el acto de adorar imágenes, ídolos u otras figuras, y dotarlas de sentido religioso y sagrado, como profetas, clérigos, santos o, incluso, personas corrientes, animales, plantas, condiciones del tiempo, volcanes, el sol, la luna, las estrellas, los planetas, etc. (Isa.42:5-8)
Un ídolo, por otra parte, es la representación de una divinidad que se toma como objeto de culto o un individuo que genera una gran admiración y fervor. La idolatría, de este modo, es la reverencia hacia estas figuras o personas. (Sal.135:15-18)
La idolatría es la ofensa más repugnante contra la ley de Dios, la cual es sumamente particular en definir los actos que constituyen ese delito, y muy severa en la imposición del castigo.
En cuanto al castigo, la ley establecía que:
Al parecer este mensaje llego a una gran audiencia. El grupo incluía a todos los que sabían que sus mujeres habían ofrecido incienso a dioses ajenos.
El pueblo, incluyendo hombres y mujeres, responde desafiando la palabra de Jeremías. Justifican su idolatría afirmando que, cuando adoraban a la “reina del cielo” tenían abundancia y no sufrían calamidades. Las mujeres destacan que sus maridos estaban de acuerdo con esta adoración, aquí podemos ver la importancia de la mujer en la familia, ya que ellas son las encargadas de transmitir los valores y costumbres a sus hijos. (Prov.14:1) Esta sección muestra la terquedad del pueblo y su malentendido de la fuente de sus problemas.
Es interesante observar cómo el pueblo se defendía recurriendo a la tradición. El hecho de que sus padres o reyes hubieran practicado ciertas costumbres no justifica su actitud. No solo se aferraban a esta defensa, sino que también argumentaban que, cuando las practicaban, no les faltaba alimento, y creían que su abandono fue la causa de sus desgracias. Esto demuestra su ignorancia y su corazón idólatra.
Tal vez tenían en mente el relativamente pacífico reinado de Manasés, durante el cual se permitían libremente todos los cultos no enfocados directamente a Dios. Estaban tan confundidos que también pensaban que la adoración a Baal, completamente erradicada durante las reformas de Josías, era la razón de sus problemas. Aquí hay algunos puntos clave que explican por qué estos reyes son una figura significativa en la historia de Judá:
El profeta responderá de la misma manera hablándole a todos y haciéndoles entender que Dios sabía todo lo que habían hecho y lo había soportado, Dios fue muy paciente con su desobediente pueblo, pero ellos decidieron considerar su paciencia como señal de que a Él no le importaba. Era todo lo contrario, a Dios les importaba tanto el pueblo que les hablo por medio de profetas para que dejaran esos caminos de idolatría y pecado pero debido a que no lo hicieron fue que trajeron juicio sobre ellos mismos, abusaron del amor de Dios y pensaron que nada malo les pasaría.
Jeremías responde recordándoles que Dios no ha olvidado su idolatría pasada y que las calamidades actuales son consecuencia de su pecado. Dios declara que Su nombre no será invocado más por ellos en Egipto, simbolizando Su rechazo. Finalmente, Dios promete vigilar para mal y asegurar que sean consumidos en Egipto. Esta última sección reafirma el juicio divino y la certeza de la palabra de Dios.
Este capítulo es un poderoso recordatorio de las consecuencias de la desobediencia y la idolatría. A través del profeta Jeremías, Dios advierte y juzga a los judíos que huyeron a Egipto, subrayando que su idolatría continúa provocando Su ira. A pesar de las advertencias repetidas, el pueblo persiste en su pecado, demostrando su terquedad y falta de arrepentimiento. Este pasaje enfatiza la justicia de Dios y la importancia de la fidelidad a Su ley. Aunque la adoración a ídolos físicos puede no ser común en muchas culturas actuales, la idolatría puede manifestarse en la forma de darle prioridad a cosas materiales, el éxito, el poder, o cualquier cosa que reemplace a Dios en nuestras vidas, si ponemos cualquier cosa por encima de Dios provocará consecuencias negativas en nuestras vidas.
El residuo del pueblo en Egipto no se arrepintió de sus pecados a pesar de las advertencias. Este pasaje subraya la importancia del arrepentimiento sincero y de volver a Dios. En nuestra vida diaria, es crucial reconocer nuestros errores, arrepentirnos y cambiar de rumbo, para ser mejores personas día a día, la desobediencia a los mandamientos de Dios trae consecuencias. Este capítulo nos enseña que vivir de acuerdo con los principios y leyes divinas, no es solo un acto de fe, sino una forma de evitar el sufrimiento y las dificultades que resultan de alejarnos de sus normas. A pesar de las circunstancias difíciles, Jeremías se mantuvo fiel en su misión de proclamar la palabra de Dios. Esto nos inspira a mantenernos firmes en nuestra fe y en la obediencia a Dios, incluso cuando enfrentamos oposición o adversidad.
Realizado por: Ay. Sergio Cortés Categoría: Estudio Sistemático, Historia, Reflexión Fecha: Sab. 18-Jun-2024
Jeremías 45 es un breve capítulo que ofrece una ventana a las emociones y preocupaciones de Baruc, el escriba de Jeremías. En este capítulo, Dios responde directamente a los temores de Baruc, proporcionándole tanto advertencias como consuelo en medio de los turbulentos eventos que rodean la caída de Jerusalén.
Este capítulo se sitúa en un período de gran inestabilidad política y social en Judá. La amenaza de la conquista babilónica y la subsiguiente caída de Jerusalén son eventos que enmarcan el mensaje dado a Baruc.
Eventos relevantes:
El capítulo comienza con Baruc sintiéndose abrumado por la desesperación debido a los desafíos y la oposición que enfrenta. Dios responde a sus preocupaciones, no con una promesa de paz o escape del desastre inminente, sino con una promesa de protección personal en medio de la calamidad nacional.
Jeremías 45 resalta el cuidado de Dios por los individuos, incluso en tiempos de crisis nacionales. La interacción entre Dios y Baruc nos enseña sobre la necesidad de confiar en Dios y buscar su guía y protección, a pesar de las circunstancias que nos rodean.
Este capítulo desafía a los creyentes a considerar su propia relación con Dios en tiempos de dificultad. Nos recuerda que, aunque no siempre podemos controlar nuestros entornos o evitar el sufrimiento, podemos confiar en que Dios está con nosotros, protegiéndonos y guiándonos a través de los desafíos.
Jeremías 45, aunque breve, es profundamente significativo. Nos ofrece lecciones sobre la fe, la perseverancia y la soberanía divina. En un mundo lleno de incertidumbre y desafíos, las lecciones de este capítulo siguen siendo relevantes y alentadoras para todos aquellos que buscan vivir una vida de fe auténtica y comprometida.
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