Realizado Por: Min. A. Rubén Romero M. Categoría: Base doctrinal. Fecha: Feb, 2017
A través de los años mucho se habla y mucho se busca para explicar acerca de la verdadera religión. ¿Por qué buscar algo nuevo o distinto a lo que está escrito en las sagradas escrituras? El mismo Jesús dijo: “Escudriñad las escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mi” Juan 5:39 . Cuando Jesús hablaba de las escrituras, se refería a los Salmos, Los profetas y la Ley.
Cada punto de este estudio nos habla no solamente del tiempo ni de los grandes sucesos; si no de los grandes compromisos que surgieron en ese momento. Jesús nos vino a enseñar que el propósito que se tuvo cuando se hizo el pacto entre el pueblo de Israel y Dios, es el mismo del cual ahora se nos habla. “Estar inscritos en el libro de la vida”.
Por esta razón, de una manera simple y sencilla; sin necesidad de mucha ciencia, se presenta este estudio para que la persona que lo lea entienda el mensaje de Dios y su hijo Jesucristo que desde siempre ha sido: “Que el que le busca, necesita guardar sus mandamientos para así apartarse del pecado”
Indudablemente que la vida del patriarca Abraham es la que nos hace entender como el género humano conoció al Dios único. Abraham y sus descendientes, fueron los primeros en ser guiados por un solo Dios. Esto se deja ver en la forma de vida que llevan a través de su existencia. Abraham engendro a Isaac e Isaac engendro a Jacob, el cual engendra doce hijos que posteriormente formarían el pueblo de Israel. José el primogénito de la mujer amada de Jacob (Rachel) es vendido por sus hermanos y en Egipto, llega a ser gran señor por lo que pasado el tiempo se cumplen sus sueños y da abrigo, alimento y protección a su familia. Una vez multiplicados, son reducidos a la esclavitud y después de cientos de años Moisés el profeta de Dios, los saca de Egipto para conducirlos al pie del monte Sinaí.
Un análisis de la sagrada escritura nos hace saber que los muchos años de vida entre los egipcios habían hecho que ellos se contaminaran con sus costumbres de idolatría y contaminación carnal. Misma que existía en las tribus cananeas en las cuales habitarían. Los cultos egipcios y cananeos estaban saturados de prácticas sexuales, idolátricas y abominables. Éxodo 34:12-16, Levítico 18:1-30 y Ezequiel 20:5-9
El propósito divino de llevar a los hijos de Israel al pie del monte Sinaí fue el de hacerles oír su voz, y así limpiarlos y santificarlos con su pacto. Éxodo 19:5-6
Al hablarles de viva voz, les da los diez mandamientos; pero al no poder resistir el pueblo su voz a causa del miedo les es imposible escuchar el resto de las ordenanzas divinas, las cuales son dadas a Moisés, que contienen los derechos que se encuentran en el capítulo 21, 22 y 23 de Éxodo. Dentro de estos derechos, encontramos la ordenanza de celebrar
tres fiestas anuales. Éxodo 23:14-17 y Nehemías 9:13-14
La presencia de Moisés delante del Eterno por 40 días y 40 noches nos presenta un hecho que lo destaca. Se le da la ordenanza de edificar un tabernáculo y consecuentemente la de constituir un sacerdocio, pero al estar ya casi para concluir la presencia de Moisés ante el Altísimo, el pueblo ya se había entregado a un culto idolátrico aprendido en Egipto. este consistía como dice la escritura en comer beber y fornicar delante de aquellos ídolos.
Moisés trata de conseguir el perdón para el pueblo, ya que el Eterno había mencionado que los iba a destruir totalmente. Pero en su clemencia, los perdona y a su tiempo el juicio será llevado a cabo por su pecado. Éxodo 32:30-35, Ezequiel 20:10-14 y Nehemías 9:16
Analizando la historia del pueblo de Israel, nos damos cuenta que el pecado siempre estuvo cerca de ellos, existiendo siempre las excepciones (reliquias) de aquellos hombres santos, llenos del espíritu de Dios.
Moisés en su momento, les hablo de la aparición entre los hijos de Israel de un profeta al cual el pueblo oiría. Deuteronomio 18:18. Este ser anunciado por los profetas y nacido del seno de una virgen llamada, Miriam (María) oyó del ángel Gabriel que se llamaría Jesús, que quiere decir “Salvador” Ya que este salvaría a su pueblo de sus pecados. Lucas 1:26-33 y Mateo 1:18-2
Jesús de Nazaret nació y vivió con apego a la ley de Dios, guardando todas las ordenanzas que el pueblo había dicho que observarían el día del pacto al pie del monte Sinaí. Jesús mismo dijo: “No penséis que vine para abrogar la ley si no a cumplirla” La transgresión de la ley es el pecado, así lo dice 1a Juan 3:4.
Con palabras amorosas, persuadiéndoles de huir de pecado, Jesús llego al final de su vida y al tercer día resucito, después llega a sus discípulos para decirles que enseñen el evangelio a toda criatura. ¿Cuál era ese evangelio?
Tendríamos que buscar que es el evangelio y como se evangelizo a los hombres del ayer. Veamos lo que la escritura nos dice respecto a Abraham. Gálatas 3:8, Génesis 26:5 y Salmos 67:7-11. Los cuales, una vez leídos, nos llevan al conocimiento de que el evangelio es: “Oír la voz de Dios para guardar sus leyes, mandamientos, estatutos y preceptos”
Consideramos que el hombre por naturaleza se convierte en un transgresor de los mandamientos, ya sea por ignorancia o por maldad. Una vez entendido el evangelio, y creyendo lo que dice la escritura; estaremos cumpliendo con lo que dijo el maestro: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; más el que no creyere, será condenado” Marcos 16:16
¿Cuál es entonces el propósito del bautizo que Jesús ordena? “Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre juntamente fue crucificado con el para que el cuerpo del pecado sea deshecho, a fin de que no sirvamos más al pecado” Romanos 6:6. También el apóstol Juan nos recomienda: “Hijitos, no os engañe ninguno: el que hace justicia, es justo, como él también es justo. El que hace pecado, es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Cualquiera que es nacido de Dios, no hace pecado, porque su simiente está en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios” 1a Juan 3:7-9
Cuando Moisés retorna a la presencia del Eterno y pide perdón para el pueblo, ruega a Dios y le pide: ” Perdona su pecado, si no; ráeme de tu libro que has escrito”. La voz del Eterno le dijo: “Al que pecare contra mí, a este raeré yo de mi libro” Éxodo 32:31 y 33.
Dios no quiere la muerte del impío, así que el trabajo de salvación del hijo de Dios para su pueblo y para todos los pueblos de la tierra es que todos quedemos inscritos en el libro de la vida por medio de la guarda de los mandamientos y así poder entrar en la ciudad santa, la Jerusalén celestial.
Eclesiastés 12:14, Gálatas 5:19-21, Romanos 1:28-32, 1a Corintios 6:9-11, Apocalipsis 20:15, Apocalipsis 21:24-27, Daniel 12:1-2 y Apocalipsis 3:1-5.
Finalmente podemos decir que el propósito de este estudio es entender que el objetivo final es el dejar de pecar para ser inscritos en el libro de la vida del cordero y para que esto sea posible es necesario dejar que la semilla del evangelio entre en lo profundo de nuestro ser y así convertirse en siervos de Dios.